Todos los días Juan Sebastián Andrés Pérez Riaño se levanta a las 5:00 a. m., con su disciplina vence el sueño y en cuestión de minutos está listo para ir al colegio. Su mamá Diana Paola Pérez, contagiada por la emoción de su pequeño de 12 años, tiene listo el desayuno para luego dejarlo en el bus que lo llevará al colegio, ¡a 40 minutos de su casa!
Juan Sebastián tiene 12 años, pero es en muchos sentidos independiente, tiene una mente privilegiada que le ha abierto caminos insospechados. A fin de año se graduará del bachillerato y anhela con todas sus fuerzas ir a la universidad. Q’HUBO habló con él y con su mamá.
La robótica es su meta
El pasado fin de semana Juan Sebastián, como todos los jóvenes que están a punto de graduarse de bachillerato, se presentó a las Pruebas Saber 11. Quizás en la historia de su natal Yopal (Casanare) es el primer niño de 12 años que participa de los exigentes exámenes.
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Diana y Juan Sebastián viven con su hermana, Luciana, y su padrastro, Santiago Hernández.
“Siento que me fue bien en los exámenes, me sentí medio-medio en inglés y sociales, y me sentí muy cómodo en español”, cuenta él, quien siente mucha pasión por los documentales y libros sobre la historia del mundo. A raíz de su historia, el menor de 12 años, que vive sus días de colegio con muchachos de 16, 17 y 18 años, ha señalado que le gustaría estudiar Ingeniería Aeronáutica, Robótica o Programación y llegar a trabajar en la Nasa, por lo que siempre está aprendiendo.
“Yo entro a las 7:00 a. m. al colegio (Liceo Campestre Andino de Yopal) y salgo a las 5:00 p. m. En mi tiempo libre veo series sobre estrategias y batallas, y de vez en cuando juego”, contó. Resalta que el estudio es algo importante en su vida: “si uno se lo propone, sale adelante”.
Un camino bien difícil…
“Desde los seis meses él empezó a separar objetos por colores y también a aprenderse los números, eso por programas que uno le ponía; además veía mucho documental de animales, pero la verdad en ese momento no le di mucha relevancia, porque como a mí me tocó ser madre cabeza de familia, me tocaba concentrarme en trabajar”, explicó Diana Paola, la mamá de Juan Sebastián, quien es ingeniera agrícola y debe esperar a que sea tiempo de cosecha en Yopal para poder trabajar. Cuenta Diana que cuando su hijo tenía 4 años fueron funcionarias del Bienestar Familiar quienes le dijeron que su hijo estaba muy avanzado para el jardín, y de ahí pasó a preescolar (a final de ese año ya sabía leer y escribir, así que la profesora lo motivó y él argumentaba y hacía resúmenes”.
Años más tarde, lo promovieron de séptimo a noveno y a inicio de este año, tras una evaluación, las directivas del colegio le permitieron hacer el grado 11.
“Juan Sebastián además es un niño muy correcto, prefiere decir la verdad así uno se ponga de mal genio. Es demasiado puntual. Si a él lo citan en algún lugar tiene que llegar mínimo 10 minutos antes de la hora acordada y me enseñó a mi esa disciplina”, cuenta su mamá.
Desean verse con el presidente Petro
La meta de este pequeño genio es lograr el puntaje perfecto en el Icfes (500 puntos) para poder estudiar en cualquier universidad, un sueño que también tiene su mamá, pues esta familia es de escasos recursos; incluso, cuenta ella que ha tenido que acostumbrarse a que su hijo vaya solo al colegio, porque los pasajes de bus valen $ 8.000. Además, ha tenido que dejar de lado su trabajo para educar en casa a su otra hija, Luciana, quien tiene 8 años y un talento similar al de su hermano.
“Ella tiene una retentiva tremeneda”, dice Diana, quien espera que alguien pueda darles una mano a sus hijos. “Sebastián me dice que quiere ir al Congreso o hablar con el presidente Gustavo Petro, porque hay que mejorar la educación del país”, agregó Diana.
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