Q’HUBO conoció la versión de una mujer que dice ser allegada a la iglesia en donde se presentaron los hechos. La feligresa afirma que el cura le disparó al uniformado por una mujer.
A poco menos de una semana de que la opinión pública conociera el caso ocurrido en una iglesia de la localidad de San Cristóbal, en donde el subintendente Jesús Daniel Cortés resultó gravemente herido al recibir un disparo en el pecho, al parecer, por uno de los dos sacerdotes que se encontraban en la escena, con los días se han ido conociendo nuevos y reveladores detalles de lo sucedido entre la noche del pasado viernes y la madrugada del sábado.
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Q’HUBO conoció en exclusiva el testimonio de una persona perteneciente a la comunidad feligresa del sector de Juan Rey, en la parte alta de San Cristóbal, quien nos dio detalles inéditos de lo sucedido al interior del recinto religioso. Se habla, entre otros pormenores, que en la escena estaba presente una mujer quien, según el relato de la feligresa, sería una de las piezas fundamentales en la solución del rompecabezas judicial que plantea el hecho. Les contamos.
“Queremos que se sepa la verdad”
Es evidente que las distintas versiones que se han conocido del hecho dejan vacíos en la investigación, que suscitan preguntas que la misma comunidad ha intentado responder, tal y como lo detalló la mujer que se comunicó con este periódico.
“¿Por qué hasta ahora nadie ha dicho que hay una mujer implicada en el desarrollo de lo que pasó? Mire, esa noche en la iglesia estaban los dos sacerdotes implicados, el policía que quedó herido y también estaba una mujer. Ella hace parte de la comunidad desde hace varios años y es bien sabido por buena parte de la feligresía que ella y uno de los sacerdotes tienen una relación sentimental. El tema del disparo se dio porque el policía y uno de los curas, en medio de los tragos, discutieron por el amor de la muchacha. Al parecer, por el cura intentar desarmar al policía fue que pasó lo que pasó. El otro uniformado estaba afuera de la iglesia y cuando escuchó el tiro, entró y le dio aviso a los demás policías”, nos contó una vecina del sector, quien se declara “angustiada por lo que esto pueda generar”.
Y es que no es para menos. La mujer nos solicitó, con un palpable tono de angustia, que no la identificáramos en el desarrollo de esta nota debido a que un vecino de la zona, que habló con medios, tuvo que salir de la ciudad por las graves amenazas que recibió.
Amenazas por hablar
“Él ni siquiera nombró a nadie y fue amenazado. A él lo pararon en la calle para decirle que “a los sapos hay que bajarlos”, y a mí por eso me da miedo. Desde un principio yo quería hablar porque lo que está pasando es muy grave, hay mucha gente de la comunidad que no está de acuerdo y quiere que esto se sepa. Él solo dijo que en la parroquia estaban pasando cosas malucas que involucraban a policías y sacerdotes, y por eso resultó amenazado y tuvo que salir corriendo”, nos aseguró la mujer quién, además, sostiene que los curas le propusieron a los policías un pacto de silencio para que la supuesta presencia de la mujer no saliera a la luz.
Sumado a lo anterior, que implicaría no solo una actividad ilícita por el porte ilegal de armas, las lesiones personales y el consumo de licor por parte de los policías en horas de servicio, habría además un desligue a los votos de castidad propios de los ministros de la iglesia católica, que plantea un necesario debate al respecto.
Lo cierto es que las versiones son palpablemente disímiles. En un primer momento se habló de que los policías llegaron a la iglesia por un requerimiento y en medio de la diligencia sucedió el hecho. Otra versión, entregada por la orden religiosa a la que pertenecen los curas, sostiene que el hecho se dio en medio de una cena. Una más entregada por las autoridades afirma que, tras la alerta del hecho, el uniformado que atendió el caso encontró sobre una mesa varias cervezas y dos armas de fuego; los curas mencionaron que querían entregar el revólver y cuando se disponían a hacerlo, una de estas se habría disparado de manera accidental.
Ante las distintas versiones, es evidente que alguien miente. ¿Qué es lo que se quiere ocultar realmente en este caso? Las horas lo dirán. Mientras tanto, es la misma comunidad quien permanece alerta y activa desenmarañando lo sucedido.
Q’HUBO llegó al mediodía de este viernes a la iglesia para conocer las versiones de los religiosos, pero no obtuvieron respuesta.
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