Un grupo de amigos de toda la vida se encontraban en inmediaciones de una zona conocida como Altamira Chiquita, en la localidad de San Cristóbal, disfrutando de la noche calmada que transcurría el sábado. El rastro de violencia, sin embargo, llegó con una bala que le alojaron en la espalda a Juan Carlos Arboleda Aaraújo, de 31 años.
Las circunstancias de su muerte son todavía motivo de especulaciones en este barrio del sur. Lo que se sabe es que un sicario aprovechó la noche estrellada para cobrarle una venganza a este hombre, como suele ser el destino de muchos jóvenes en la capital.
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De acuerdo con lo que comentan algunas personas que estuvieron en el lugar de los hechos, se escucharon unos disparos en la esquina de la Calle 43A sur con Carrera 13 este. Unos sujetos acababan de huir de la escena, que quedó sumida en un caos.
Un disparo en la espalda…
Nadie se atrevió a detener al sicario, y una vez lo dejaron escapar entre las estrechas calles del barrio, los propios amigos del herido se unieron para ayudarlo.
“Cuentan que había juerga y los pelados que crecieron toda la vida en el barrio montaron al joven a una patrulla y se lo llevaron al hospital. Cuando yo llegué a la casa estaba todo acordonado”, relató a Q’HUBO un vecino que se topó con las inspecciones.
Agentes de criminalística llegaron al lugar de los hechos una vez se confirmó la muerte de Arboleda, a través de una llamada proveniente del Hospital de La Victoria.
En el lugar fueron revisadas las cámaras de seguridad e hicieron entrevistas con la comunidad que presenció el hecho. Sin embargo, el hermetismo de la gente da cuenta de lo que sucede en la zona. Al parecer, las primeras hipótesis hablan de un ajuste de cuentas entre bandas de la zona, ya que en la reacción policial un sujeto fue capturado.
El detenido…
La reacción del cuadrante fue eficaz. Mientras la patrulla llevaba al herido, el apoyo perseguía a un sujeto de apellido Lozano, que fue detenido a pocas cuadras de donde disparó a la víctima. Algunos vecinos parecieron reconocer al detenido como un jíbaro del área y ahora deberá responder el delito de homicidio.
Amigos de la víctima de este ataque sicarial lamentaron el crimen con emotivas palabras: “Se me fue mi parcerito, estoy dolido y con mucha rabia por dentro. Estoy paila sin mi persona en este mundo, fuiste un guerrero y ahora ya no estás en este mundo. Te extraño mi socio, que tengas un buen viaje”.
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