Caía la noche en una calle principal de Villa del Río (Bosa), el jueves, cuando la ‘Flaca’ (una recicladora joven y rubia) llegó inesperadamente a visitar al también reciclador y pareja suya, Andrés David Páez; se encontraron en el cambuchito armado sobre la ‘zorrita’ que había estrenado el joven hacía pocos días.

El muchacho de 34 años se puso alegre al verla -hace mucho no la veía- y le pidió lo siguiente: “Flaca, quédese esta noche conmigo por favor. Venga le hago unas trenzas mientras se duerme”. La ‘Flaca’, por su parte, sentía algo extraño y le respondió: “bueno David pero yo no creo que pueda dormir, tengo un mal presentimiento”.

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Durmieron plácidamente en la carreta. David no dejaba de decirle que se sentía feliz por la visita de la ‘Flaca’. Siendo cerca de las 3 de la mañana un extraño se acercó al cambuchito, abrió el plástico con la mano izquierda, en la derecha sostenía un cuchillo.

David se percató y exclamó alarmado: “¿Qué pasó mi teniente?” (pensando que era un policía que lo visitaba con frecuencia), pero el sujeto, enceguecido de ira, le lanzó una puñalada. La ‘Flaca’ se dio cuenta y puso su brazo, recibiendo la puñalada que iba directo al pecho de Andrés David.

En ese momento la sangre de ‘La Flaca’ empezó a brotar. David salió corriendo en ropa interior en búsqueda de protección, pero el sujeto lo siguió y lo alcanzó en el pastizal de la Avenida Carrera 71B con Calle 56A Sur, le clavó el cuchillo en el pecho y huyó dejando abandonado el cuerpo ya sin vida del muchacho.

Una vida muy dura…

Mientras la ‘Flaca’ era trasladada a un hospital cercano para que le curaran su brazo, el cuerpo de Páez era levantado por unidades de criminalística. Más tarde en la mañana, la ‘Flaca’ nos contó la dramática historia de David con un llanto contenido y los ojos hinchados de la tristeza. Aún no saben quién lo mató.

“Usted bien sabe que en el mundo de las drogas se gana uno muchos enemigos. Él siempre me decía ‘la vida es muy dura en ‘Cinco Huecos’. A pesar de que él era muy pelión, David era muy noble, era un loco pero no era mala gente. Yo lo vine a visitar anoche porque me había separado de él pero cuando me vio se emocionó y me decía, ‘Flaca’ yo quiero cambiar, quiero una mejor vida”, relató ayer a Q’HUBO Alejandra o mejor conocida como la ‘Flaca’.

La ilusión de esta pareja era darle uso a la nueva ‘zorrita’ de David. Su madre, también recicladora, se la había dado días atrás para que siguiera adelante. Él había empezado a creer en Dios y había adornado la carrozas alusivas al Divino. “Nos íbamos hoy (ayer) a inscribir en una fundación de recicladores y me lo mataron, me lo mataron, ya se me fue”, decía la ‘Flaca’.

“Al menos ya no está por ahí sufriendo ni aguantando hambre”, no dejaba de decir la muchacha dolida. La ‘Flaca’ tomó un maleta y sacó un bafle rojo diciendo: “esto es lo último que me dio ayer para que pusiera música mientras reciclaba, me había dicho que lo vendiera pero es lo único que me queda de él”.

Después, guardó el bafle, se puso la maleta y con el brazo aún manchado de sangre se fue diciendo “ya no tengo a qué venir por acá porque me lo mataron”.

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