Una vainilla de bala y una placa pequeña amarilla que demarcaba un número ‘2’ quedaron sobre el carro de ventas de forros de celulares de sombrilla azul, frente al cual asesinaron a dos venezolanos la tarde de ayer. La Caracas se vistió de muerte. Otras cinco placas se hallaban esparcidas por el andén de la Avenida Caracas con Calle 13, demarcando los seis balazos con los que un sicario cometió este doble crimen.

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Se sabe que fue un ataque sicarial perpetrado con la sola intención de asesinar a un hombre de aproximadamente 43 años y otro de 32. Lo que sorprende es que hubiese ocurrido a plena luz del día en una zona que estaba atiborrada de gente comprando mercancías de todo tipo en pleno fin de semana de Amor y Amistad. Y como es usual en las calles de comercio de la Jiménez, se encontraban en una esquina los vendedores de forros de celulares, entre ellos el hombre mayor que la gente reconoció como Frank y el joven que fue identificado como Carlos Claras.

Sorprendido, un comerciante viendo la terrible escena recordaba que sobre la 1 de la tarde de ayer “un tipo a pie llegó y comenzó a dispararles como loco, se escucharon unos nueve tiros. Todo el mundo salió a correr y el matón se fue hacia abajo de la Caracas. Quedaron tirados los dos y se llevaron a uno al hospital”, contó ayer a Q’HUBO un comerciante de la cuadra. El joven fue trasladado al Hospital Santa Clara donde murió a los 20 minutos de haber ingresado.

¿Ajuste de cuentas?

Un joven con una rosa en su maleta observaba cómo los investigadores de la Sijín tomaban las fotos al cuerpo sin vida que quedó del hombre mayor. Hubo tanta gente acumulada presenciando la diligencia, que todo un carril de la Caracas quedó ocupado por los espectadores sorprendidos. Unos exclamaban: “¡y a unas cuadras del CAI de San Victorino!”, y otros desilusionados decían: “no puede ser que esto esté pasando aquí”.

Las autoridades hicieron presencia de inmediato y acordonaron media cuadra. Una cámara de seguridad captó el momento exacto cuando el criminal, encapuchado con una chaqueta de color blanco con azul, llegó al puesto de los dos hombres por el lado de la avenida. Frank estaba sentado con camiseta roja en el puesto y Carlos se encontraba de pie con una camiseta blanca. Ambos tenían cachucha. El bandido atacó una vez y luego siguió disparando hasta que ambos cayeron a la ciclorruta, donde los remató sin piedad.

Las primeras hipótesis apuntan a que fue un ajuste de cuentas. Las autoridades inspeccionaron a fondo el carro de carpa azul y hablaron con los familiares de las víctimas para poder rastrear el origen del sicariato. Ayer, además, la Policía siguió con las redadas en la cuadra para dar con el sujeto y lograron capturar a uno que podría estar involucrado en el hecho.

Y todos tienen quien los llore, porque finalizando las diligencias del levantamiento la multitud cayó al escuchar los desesperados sollozos de una mujer quien, decía ella, era la pareja sentimental del hombre que conocían como Frank. El otro joven, al parecer, tenía su familia en el centro de la ciudad. Mientras todo se esclarece los comerciantes se esforzarán por borrar de sus mentes esos minutos de muerte y miedo.

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