Nadie vio el cuerpo de Leidy Alejandra Betancourt Quintana dentro del ataúd café. Tampoco lo observaron antes de que la tierra le cayera encima al cajón la tarde de este lunes. Con un silencio sepulcral, y bajo total reserva, sus familiares y amigos más cercanos la despidieron para siempre. Cuatro bombas blancas y rosadas al lado de un arreglo de flores fue lo último que pusieron en su tumba.
El silencio reinó en la velación y el entierro de esta bella joven. Las lágrimas de sus familiares y amigos fueron las protagonistas. Nadie todavía se explica cómo el cruel destino puso a Leidy Alejandra en el lugar equivocado. “Ella no merecía ese final”, coincidieron sus allegados.
Su nombre sonó en los principales medios de comunicación desde tempranas horas del sábado, luego de que Medicina Legal revelara su identidad y confirmara que ella era una de las cuatro víctimas de la masacre de la Autonorte, ocurrida la noche del jueves 18 de agosto.
Antes de esta tragedia, Leidy Alejandra, quien tenía 29 años, era una comerciante más de San Andresito de San José con ganas de comerse el mundo y con la mente enfocada en sacar adelante a su hija de 9 años, la luz de sus ojos, y por quien se levantaba todos los días a administrar sus dos negocios: una carnicería en Suba (ubicada en la Carrera 109 A con Calle 143) y una tienda de perfumes en San Andresito.
Amor y tragedia…
La belleza de Leidy Alejandra, su carisma y seguridad hacían que llamara la atención por donde pasara o llegara, muestra de esto es que su novio, Juan Carlos Useche (el expolicía asesinado junto a ella la noche del 18 de agosto), apenas la vio por el comercio de San Andresito comenzó a cortejarla. Bastaron un par de meses para que la conquistara y se hicieran novios.
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Para Betancourt, su pareja era prestamista en la zona y también comerciante, pues tenía estos negocios como fachada. Dicen que ella jamás sospechó que estuviera en peligro al lado de Useche, pues este nunca le manifestó que estuviera amenazado y menos que hubiera estado detenido en La Picota. Además, llevaban tan solo ocho meses de novios.
En el lugar equivocado…
Sus familiares y amigos prefieren guardar silencio respecto a su muerte, pero todos aseguran que ella no tenía antecedentes penales ni se ha demostrado que haya tenido relación con los negocios ilícitos de su pareja sentimental, por quien efectivamente iban los sicarios la noche de la masacre.
Incluso, las autoridades han sido claras al decir que Betancourt no tenía cuentas pendientes con la justicia y que su capital y sus dos negocios están libres de dinero sucio. El desenlace fatal de esta mujer se dio, tristemente, por una mala jugada del destino. Estaba en el lugar equivocado.
Leidy Alejandra fue hallada con un disparo en la parte izquierda de la cabeza. Su cuerpo estaba a pocos metros del de Useche, en el baúl de la camioneta Toyota. Su vida acabó a mano de unos criminales, quienes iban por la cabeza del expolicía, pero como estaba con ella y sus dos escoltas, para no dejar testigos, acabaron con las cuatro vidas.
Según la investigación, a Leidy Alejandra la recogió su novio en compañía de sus dos escoltas la mañana de ese jueves en su casa, ubicada en el sector de Lombardía (en Suba). Posteriormente fueron hasta una droguería en Colina Campestre a que ella comprara unas cosas y 13 horas más tarde hallaron su cuerpo al lado de los tres hombres dentro del vehículo de alta gama.
La última imagen que tienen los investigadores y familiares de Leidy es de ella es bajándose del carro e ingresando a la droguería. Dos minutos después, se ve que sale y se sube en el puesto del copiloto.
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