Las calles destapadas del barrio Brasilia fueron testigos de una fuerte balacera que asustó al barrio y en especial a un grupo de amigos que recibieron el ataque inesperado de un presunto sicario.
La cinta del acordonamiento seguía en el mismo lugar donde cayó desplomado uno de los amigos que falleció en el acto de un tiro que le entró por el lado derecho de su cabeza, la noche de este sábado.
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Una vecina de la cuadra escuchó las tres detonaciones que retumbaron por el gran parqueadero de buses y carretas de reciclaje, ubicado sobre la Calle 54D Sur con Carrera 87G, lugar donde se cometió el atentado a bala.
“Ya estaba guardada en la casa cuando escuché tres tiros y un poco de gritos y bulla de los pelados, pero no quise salir porque se escuchó que fue muy fuerte. Luego llegaron los de criminalística y se estuvieron hasta la madrugada”, contó ayer la vecina del barrio.
Reunión interrumpida…
Inicialmente, el ataque iba dirigido contra el hoy fallecido, Fernando Martínez Botero, un joven colombiano, sin embargo un amigo suyo, con quien en el momento del ataque se encontraba departiendo frente a una vieja casona cuyo letrero de entrada anuncia ‘Dobladora y Cortadora de Metálicos Rodríguez’ resultó herido.
“Estaban tomando y pasando el rato ahí como lo hacen muchas personas que pasan por este parqueadero y hasta allá les llegó un tipo y les terminó dando plomo a ambos: el uno ya estaba muerto y al otro se lo llevó la policía”, comentó otro trabajador de los alrededores.
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Al parecer en medio del calor del momento y al escuchar los gritos de terror del amigo, el sicario decidió atacarlo disparándole también al acompañante.
La insistencia del herido leve hizo que armaran todo un ‘acelere’ para trasladar a los jóvenes amigos hasta un hospital cercano y gracias a las unidades del cuadrante pudieron llegar al Hospital de Bosa, pero el joven Martínez, de 26 años de edad, ya no tenía oportunidades de vivir y sobre la medianoche murió en una cama blanca del centro médico.
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Para su suerte, el amigo del fallecido recibió una bala en una de sus piernas sin ser una herida grave y de esta manera pudo dar su testimonio a las autoridades que atendieron el caso.
Del asesino se sabe que una vez disparado el arma salió pitado con rumbo desconocido en medio de las sombras de los automóviles estacionados en el amplio parqueadero y su rastro se perdió entre la bruma de la oscuridad.
Durante las primeras inspecciones que se alargaron hasta las 2 de la madrugada de ayer no se pudieron recolectar cámaras de seguridad, sin embargo ayer en la tarde los investigadores se encontraban verificando las imágenes de cámaras privadas de la zona. Por el momento la policía calificó a este crimen como un ajuste de cuentas, una venganza mortal cuyas causas aún siguen siendo investigadas pero que estarían relacionadas con problemas entre pandillas.
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