Debbie Stevens es una estadounidense de 61 años que sintió compasión por su jefa, Jacqueline Brucia, quien necesitaba con urgencia un trasplante de riñón. No obstante, tras practicarle los exámenes su jefa no resultó compatible, así que le dieron el órgano a otro paciente.
En medio de la recuperación, Stevens comenzó a presentar complicaciones de salud con su aparato digestivo y su incapacidad se prolongó, pero en vez de tener compasión, Brucia le dio la espalda por completo y la trasladó a un concesionario muy peligroso y lejano, y todo para aburrirla y que Debbie renunciara.
“Me siento muy traicionada. Esta ha sido una experiencia muy dolorosa y horrible para mí. Simplemente tomó este regalo, lo puso en el suelo y lo pateó“,
afirmó Debbie Stevens en medio de su indignación.
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In 2012, Debbie Stevens donated her kidney to save her boss's life. But the boss (Jacqueline Brucia) fired her when she got what she wanted. pic.twitter.com/sjdWzhciZf
— Facts Bok (@factsbok) March 5, 2023
Desesperada, la mujer acudió a unos abogados y expuso su caso, por lo que los juristas alegaron que además de su enfermedad producto de la donación del riñón, ahora Debbie estaba alegando problemas de salud mental y un trato discriminatorio.
La empresa recibió la queja de los defensores de Stevens, así que no tuvo más opción que despedir a Jacqueline Brucia y reasignarle el cargo a la denunciante, quien agregó que no se arrepiente de haber donado su riñón, pues mejoró la calidad de vida de un hombre en Missouri (Estados Unidos).
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