Con la misma suerte de una botella que se tira al mar con un mensaje adentro esperando que algún día alguien lo lea, un grupo de arqueólogos encontró en una montaña de Bolombolo una urna funeraria con una bebé dentro, de 1.640 años de antigüedad, y muchas pistas y voces del rompecabezas que siempre es cualquier pasado.
El descubrimiento, ocurrido durante la construcción de la autopista 4G Pacífico 1, emociona a la comunidad científica de Antioquia, porque es el primer enterramiento de su tipo que se conoce en la región en un periodo situado en el año 300 d.C. y porque tanto la vasija fúnebre, las piezas y los restos de una madre y su bebé estaban completos.
La historia es más o menos así: resulta que los programas de arqueología preventiva son obligatorios en la construcción de cualquier obra de infraestructura. Estos consisten en trabajos de campo para explorar el territorio, realizar excavaciones en zonas específicas y acompañar la remoción de suelos durante la construcción de las vías.
Covipacífico, la concesionaria a cargo de la autopista Pacífico 1, que va desde Caldas hasta Bolombolo, implementó este protocolo a lo largo de los 50 kilómetros de la vía, con la fortuna para la arqueología antioqueña de que se identificaron yacimientos que daban cuenta de las sociedades que habitaron el Suroeste en periodos antiquísimos.
Encontraron viviendas, talleres para elaborar herramientas en roca, utensilios en cerámica, enterramientos, cuencos, asas de arcilla y petroglifos, que son las rocas talladas con figuras y formas. Entonces, se hicieron análisis paleobotánicos —lo que se conoce como el estudio de los restos de los vegetales— para reconstruir cómo eran los entornos antiguos, con pruebas de carbono y análisis de ADN y de procedencia para saber de dónde sacaban las materias primas para elaborar las cerámicas. En este juego, cada pieza, por minúscula que sea, puede convertirse en el eslabón perdido que faltaba para resolver el acertijo.
Breshnev Villada Gómez, arqueólogo de la empresa Arqueológicas y encargado de los hallazgos en la autopista Pacífico 1, prefiere no ponerle nombre a estos grupos que habitaron el Suroeste, porque los apelativos de muiscas o zenufanáes son herencia de la Conquista o la Colonia y seguramente esas civilizaciones nunca se identificaron con esas designaciones. Por eso resalta más bien la riqueza y la diversidad étnica y multicultural prehispánica.
En todo caso, la ocupación humana encontrada fue segmentada en varios periodos entre los siglos III y IV, entre los siglos VII y IX; y un periodo cercano a la Conquista. Incluso aparecieron en los sondeos algunas evidencias de la Colonia, la República y hasta de las sucesivas olas de la Colonización antioqueña, en los siglos XVIII y XIX.
Pero lejos estaban de saber el emocionante encuentro que tendrían en medio de una meseta en terrenos de Bolombolo, en Venecia.
Redacción: Colprensa.
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