Un tiktoker dice que encontró tesoros del capo en su finca La Manuela, ubicada en la represa de Guatapé. En un video mostró los elementos que halló.
Después de la muerte del máximo líder del Cartel de Medellín, Pablo Escobar, algunos de sus hombres -y otros curiosos y arriesgados- se dedicaron a cazar caletas. Durante la década de 1990, cuando las autoridades llegaban a alguna propiedad que había sido del capo, se llevaban la sorpresa de que estaba desvalijada o que le habían abierto huecos para llevarse cargas de billete, lo que alimentó más el mito de ‘la última caleta’.
Pues ahora Jei Calderón, un generador de contenido de TikTok (@jeicalderon), sorprendió al publicar dos videos en los que asegura haberse topado con una guaca en la finca La Manuela, ubicada en el embalse de Guatapé, Antioquia. Aunque la historia es de entrada fantástica, en época de redes sociales y fama sorprende el hallazgo millonario. ¿Verdad o carreta?
‘Enguacados’ en un paseo:
Unas 40.000 personas llegan cada fin de semana a Guatapé, allí suben la Piedra del Peñol y hacen varias actividades alrededor del embalse de ese municipio antioqueño. Una de las actividades preferidas por los turistas es tomar una lancha para llegar a varios puntos, pero el que se lleva todas las miradas morbosas es la finca La Manuela, un predio de unas ocho hectáreas que mandó construir Pablo Escobar en la década de 1980 en honor a su hija, Manuela. Precisamente hasta allí llegó el tiktoker Jei Calderón con unos compañeros.
Como lo reveló en un video, los navegantes llegaron a un pedazo del terreno en el que había tierra pelada, la cual mojaron y rasguñaron con las manos hasta que se hizo visible algo y se escucha la voz de Calderón: “un pedazo de lata… no, parece una pelota o una pepa”. El segundo video arranca con las personas lavando una jarrita de cerámica llena de barro amarillo, de esta empiezan a extraer artículos como una llave grande y dorada, una especie de totumas que dicen ser de oro, al igual que un anillo grande y grueso; de la jarrita también salen unas monedas que ellos dicen que son viejísimas. “Hay ma…ca, lo de la camioneta está ahí… ¡nos enguacamos!”, dice uno de los acompañantes llevado de la emoción, mientras que otro lo calla en repetidas ocasiones “no sea visajoso parce”.
Estos son los videos del tiktoker en la finca de Pablo Escobar:
@jeicalderon17 😳😳😳😳#viral #guatape #pabloesobar #escobar0101 ♬ sonido original – Jei Calderon
@jeicalderon17 Parte 2, final inesperado 😳😳#viral #tenden #reels #pabloesobar #guatape #reels__tiktok❤️💫👍 ♬ sonido original – Jei Calderon
Se repite la historia de la caleta de Pablo Escobar:
Un campesino con fajos de dólares:
En noviembre de 2015 José Mariena Cartolos encontró varias canecas azules que fueron de Escobar cuando preparaba el terreno que le donó el Gobierno para sembrar palma. Eran nada menos que $600 millones de dólares (en esa época algo así como $1,8 billones). El campesino prefirió reportar el hallazgo, que fue usado para las víctimas del conflicto.
La caleta que no fue…
Nicolás Escobar, sobrino del temido capo, salió en septiembre de 2020 a alardear el hallazgo de una caleta de $18 millones de dólares en un apartamento de Medellín en el que, además, habían objetos de uso de Escobar. Una semana después, el papá de Nicolás, Roberto Escobar, desmintió a su hijo y dijo que era para sacar dinero y fama.
Una maldición llamada Escobar:
La prestigiosa revista Forbes sostiene que Pablo Escobar fue en su momento uno de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna superior a los $30.000 millones de dólares, que hoy vendrían a ser la astronómica suma de $134,6 billones. Empezó a ganarse la vida con el negocio del contrabando y en la década de 1970 empezó a amasar su fortuna con la comercialización de la marihuana y la cocaína.
Para la década de 1980 ya era reconocido en Medellín y buena parte de Antoquia, en donde había extendido la producción de narcóticos. Se encargó de comprar el cariño de pueblo con su dinero ilícito, pero aún así terminó convirtiéndose en el monstruo detrás del homicidio de unas 5.500 personas (730 de ellas policías a quienes les puso precio en esa época, pues pagaba $2.500.000). La demencia de Escobar solo tuvo fin el 2 de diciembre de 1993, cuando un grupo especial de la Policía acabó con él de tres certeros disparos.
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