El país aún no ha podido eliminar la peor pandemia del mundo. Y no, no es el covid-19, sino el hambre y la desnutrición que causan terribles enfermedades y la muerte, especialmente en niños de escasos recursos.
Un caso de alta preocupación en el país es La Guajira, en donde en el último año 85 niños fallecieron sólo por no tener con qué llenar sus barriguitas. Un panorama que la ONG Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (Ábaco) está decidida a cambiar, en alianza con los 24 bancos de alimentos del país y con las distintas empresas aliadas.
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Juan Carlos Buitrago, presidente de este organismo, explica que La Guajira “es un departamento particular por la pobreza y la desigualdad, ahí hicimos una propuesta para reivindicar el trabajo y la cultura de las mujeres en las rancherías. Como allí no hay agua potable ni acceso a salud, ni empleo, están más expuestos al hambre.
Allí encontramos que las mujeres se ganan la vida tejiendo mochilas, entonces hay gente que les lleva hilos, vuelve a la semana, recoge las mochilas y a cambio les pagan $ 10.000, esto para sostener una familia de 4, 5 y hasta 8 hijos”, contó Buitrago.
Ese panorama de explotación lo descubrieron mientras grababan un documental de su labor y las necesidades en la región, por lo que ellos decidieron montarle competencia directa: “compramos hilos en volumen para que salgan más baratos y los llevamos a las rancherías más humildes, allí les regalamos por primera vez un kit de hilos a las mujeres tejedoras y hacemos talleres para que produzcan mochilas más bonitas y más rápido”, agregó.
El producto de estas mujeres es comercializado por Ábaco a través de tiendas Jumbo y en internet. El 100% de las ganancias se destinan a la alimentación. “Se les entregan $20.000 en efectivo, $35.000 en mercados, reciben otro kit de hilos equivalente a $35.000 y un subsidio de transporte para poder llevar las nuevas mochilas y comprar comidas, además se instala un comedor comunitario para la alimentación de los niños”, concluyó Juan Carlos.
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