El mal aliento crónico o halitosis es clínicamente el aliento desagradable por distintos motivos, ya sea causado por factores fisiológicos o patológicos y que puede ser de origen bucal o sistémico, es decir, por otra enfermedad.
La halitosis, como término médico, define una alteración del aliento o del aire espirado por la boca y por la nariz. Con independencia de su origen, esta denominación es reciente, aunque es una de las patologías más antiguas y con mayor impacto en las relaciones sociales.
“La halitosis debe ser encarada como un asunto médico, cuya existencia puede ser la manifestación de una enfermedad subyacente; no siendo, por lo tanto, una cuestión estética o cosmética”, destaca Jairo Alberto Niño, odontólogo.
Es evidente que una situación de este tipo tiene repercusiones en las relaciones sociales, en general, y en el ámbito de la pareja muy en particular.
Estudios recientes de neuroimagenología han demostrado que la estructura límbica clave en la interacción con el centro olfativo es la amígdala cerebelosa, lugar donde también se procesan las emociones.
Tratamientos
Cuando los consejos aquí escritos para prevenir el mal aliento no funcionan, es hora de pasar a la acción, es decir, ponerse en tratamiento, porque es posible que se trate de halitosis patológica.
Pero debe ser el especialista el que determine por qué surge el problema y cómo solucionarlo.
Depende del foco desencadenante de la halitosis, hay que diseñar un tratamiento u otro, con más o menos éxito.
Todo está en el cuidado de la higiene
Olor persistente y desagradable al exhalar el aliento que, por lo general, no es grave.
Cepillarse los dientes y la lengua después de comer, usar hilo dental, al menos, una vez al día y cambiar los cepillos con regularidad puede disminuir el mal aliento.
Evitar alimentos conocidos por causar el mal aliento, como la cebolla y el ajo, también pueden ayudar.
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