Uno de los enigmas que más cuestiona al ser humano es qué ocurre con nuestro espíritu una vez se desprende del cuerpo y se declara la muerte médica, por lo que un grupo de especialistas, entre neurólogos y científicos, se encargaron de estudiar a los pacientes que han experimentado el llamado túnel de la muerte.
Según la doctora Kathryn Mannix, especialista en cuidados paliativos, “morir, como dar a luz, realmente es solo un proceso. Gradualmente, la gente se siente más y más cansada. Morir probablemente no es tan malo como se espera”.
Entre tanto, Thomas Fleischmann, médico que ha trabajado en urgencias por más de 35 años y quien ha acompañado el proceso de muerte a más de dos mil pacientes, clasificó esta transición en cinco etapas.
¡Adiós dolor!
De acuerdo con el estudio, la persona que está a punto de morir presenta un cambio físico repentino, donde deja de sentir dolor y cambia su cara de sufrimiento por una de calma.
“El miedo se ha ido, todos los ruidos se han ido, y solo hay paz, calma y
tranquilidad”, explican los expertos.
Se desdoblan
En esta fase el espíritu de la persona sale de su cuerpo y literalmente sienten como si estuvieran flotando y volando por encima de las personas. No experimentan la fuerza de gravedad.
De oscuridad a luz
En esta fase de la muerte las personas observan una luz en medio de la oscuridad, la cual es muy cálida y los atrae a seguir caminando hacia ella.
Una vez atraviesan este túnel de la muerte ya no hay marcha atrás. Varios afirmaron haberse devuelto a la vida por no haberlo atravesado.
El paraíso
Se han presentado casos excepcionales donde algunos sobrevivientes de la muerte narran que en esta fase se encuentran con un entorno hermoso, con bellos colores y hasta escuchan música, donde se experimenta un amor indescriptible. Lo catalogan como el cielo.
Sin embargo, también se han presentado relatos de personas que afirman ver el infierno, donde hay mucho dolor y las personas claman para salir de allí. Este lugar lo han catalogado como el infierno, donde las llamas y el llanto nunca se acaban.
