Desde los llanos hasta Antioquia y de Cundinamarca a la Costa, son muchos los colombianos quienes aseguran haber presenciado, e incluso padecido, la existencia de espectros paranormales cuya existencia representa todo un cúmulo de imágenes y sentimientos que van más allá de la imaginación.
Dichos relatos, han trascendido de generación en generación y se convirtieron en lo que hoy conocemos como mitos y leyendas del folclor colombiano. Recopilamos a continuación los más desconocidos y que muy pocos conocen.
El bus o chiva fantasma
Quienes han sobrevivido para contar el mito de este espectro son muy pocos. Cuenta el ideario popular que en las carreteras de Cundinamarca, Antioquia y Risaralda suele aparecer en las noches, sobre todo sobre las 12, una especie de bus fantasma que va cargado de espectros y almas en pena. Según cuentan los habitantes de estas zonas, este vehículo infernal se le aparece de la nada, a toda velocidad y en contra vía a todos los conductores de flota intermunicipal que no se encuentran confesados.
Una vez el chofer se espanta y confunde con esta presencia, suele estrellarse y morir en el intento. Algunos dicen que quienes mueren a causa de este bus pasan a formar parte del espectro de almas en pena que lo conforman. Su primera aparición data de los años cincuenta.
Duendes, espíritus traviesos
¿Se le han perdido cosas de manera inexplicable? y ¿amanece con moretones y golpes en la mañana?; ojo, porque podría estar en presencia de duendes. Suelen ser, de acuerdo a quienes los han visto, presencias de no más de un metro de largo a quienes les encanta habitar fincas y veredas de todo el país.
Sus objetivos suelen ser muchachas casadas o con novio de las cuales se enamoran. También suelen raptar a los niños no bautizados. Han sido vistos desde principios del siglo.
Hojarrasquín del monte
Para los taladores de arboles y hombres de poca ética que atentan en contra de la naturaleza, hay una criatura espeluznante que no durará un minuto en traumatizarlos con su presencia como castigo a su mal comportamiento. Se trata del hojarrasquín del monte, una criatura mítica llena de árboles que habita en todas las montañas de Colombia.
Su función, como guardián de la naturaleza, es la de asustar a todos aquellos que atenten en contra de los árboles y demás seres vivos. Los que han podido verlo, dicen que jamás volverán a una montaña, pues temen perder la vida contra este monstruo. Habita en Colombia desde la época precolombina.
El pate tarro
Cuando llueve en las selvas del Chocó, o en los más profundo de las montañas antioqueñas, los pobladores saben que se avecina el pate tarro. Una criatura que mide dos metros y cuya figura asemeja a la de un hombre corpulento al que le falta una pierna.
El muñón de su extremidad está oculto en un tarro de madera de donde salen gusanos y todo tipo de pestilencias que se riegan por los campos y dañan los cultivos e instalaciones mineras. Su primera aparición fue registrada en 1986.
El silvador
No se sabe a ciencia cierta si es un pájaro endemoniado o una figura espectral con forma de habitante de calle. Lo cierto es, en todo caso, que la aparición de este ser está relacionada a las masacres y actos de barbarie más horribles de la historia colombiana.
Su primera aparición fue durante la guerra de los mil días, cuando su chiflido infernal hizo que los hombres en medio de la batalla perdieran la cabeza y mataran a sus adversarios sin ninguna clase de contemplación.
También en la época de la violencia, en los años cincuenta, cada vez que ocurría una masacre en los campos se podía escuchar su silbido, cuyo efecto, dicen, convierte a los hombres en máquinas de matar. Habita en los llanos orientales.
La niña de la carta
Puede que este sea el más macabro de todos. En esta oportunidad hablamos del espectro de una niña de 9 a 12 años, la cual se aparece con un vestido blanco y una cortada en el cuello. En sus manos, lleva una carta que suele mostrar a las personas.
Su historia es una tragedia que no ha dejado descansar su alma en paz. Resulta que a principios del siglo XX, en una hacienda de Risaralda, una niña que hacía su primera comunión fue violada y degollada por un familiar en estado de embriaguez.
Desde entonces, se aparece en las carreteras de Risaralda, aunque algunos también la han visto en Antioquia. Suele pedir aventones a los conductores en la noche, a quienes se les aparece y desaparece durante el trayecto. Una vez llega a su destino, les entrega una carta en la cual narra su triste historia.
Las personas que la han leído se desmayan o, en el peor de los casos, quedan locos de por vida. Lo único que recuerdan de la misiva es su inicio: “a los participantes de la sangrienta comunión…”.
