Hoy nos despedimos a Angelika Molina, una destacada cantante y compositora colombiana que dejó un legado perdurable en la industria musical, marcado por su talento excepcional y su impacto en la escena artística nacional e internacional.
Angelika Molina, nacida en 1983, nos deja a sus 40 años de edad. Esposa de Rikki y madre de Salvador, de cinco años y medio, Angelika fue hija de Gustavo Molina y María Isabel Estrada, y fue la quinta de seis hermanos. Sus abuelos paternos fueron Carlos I Molina y Alicia Núñez, mientras que sus abuelos maternos fueron Leonel Estrada y María Helena Uribe.
Desde temprana edad, Angelika estuvo rodeada por la música. Proveniente de una familia de artistas, su abuelo fue crítico de arte y un gran impulsor del arte moderno en Colombia, mientras que su abuela era escritora y músico aficionado que tocaba el acordeón de teclas y cantaba. De niña, solía cantar con su madre acompañada de una guitarra, interpretando canciones de María Elena Walsh y Piero, las cuales formaban parte de su repertorio. Durante sus años escolares, estudió piano y guitarra, y más tarde alternó sus clases de técnica vocal con Gisela Zivic.
El legado de Angelika Molina en la música colombiana es innegable. Su innovador sonido, conocido como “Caramelo Folk”, fusionó elementos de la música tradicional colombiana con influencias modernas, creando un estilo único que resonó en el corazón de muchos. Su voz cálida y su habilidad para componer letras profundas y conmovedoras le valieron el reconocimiento de sus colegas y seguidores en todo el mundo.
Hoy le decimos adiós a una talentosa artista cuyo impacto perdurará a través de su música y su influencia en generaciones futuras. Su música seguirá inspirando y tocando los corazones de todos aquellos que la escucharon y amaron.
Redacción Q’hubo Bogotá + Colaboración IA
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