No es raro que Jhonny Rivera estrene canción. Tampoco lo es que paralelo a su música popular saque un tema tropical para poner a bailar y gozar.
Ya lo hizo con ‘El pegao’, un éxito en las celebraciones decembrinas, y ahora llegó con ‘El mujeriego’, que reúne un ritmo pegajoso con un divertido video en el que cuenta con la participación del reconocido mexicano Chaparro Chuacheneger para darle un toque más gracioso aún a la historia.
Jhonny, de 47 años, nos habló no solo de su parte musical sino de su papel como papá y como hombre que, por cierto, ha sido varias veces cachoneado.
Háblenos de ‘El mujeriego’…
Es una temática que había hecho hace algunos años, pero de un mujeriego que llegó alguien y lo enamoró.
La tenía guardada, se la mostré a mi hijo Andy y me dijo; “pa’, no se identifica la gente con esa canción, se identifica más el tipo que vive la vida de rumba en rumba y, como todo ha cambiado, yo pensaría que la temática debería tener un giro”. Se lo di, y cuando se la mostré le encantó y me motivé a hacer un video muy jocoso”.
Exactamente, cuéntenos del protagonista del video…
Estamos hablando de Chaparro Chuacheneger, es un mexicano que se hizo muy viral en los memes porque él se cree el más papacito del mundo, que todas las mujeres giran en torno a él y mide 1,50 de estatura.
Es muy simpático solo en su presencia. Se me ocurrió pensar en él, hice los contactos y no fue tan difícil. Logramos un trabajo impecable.
¿Ya le dicen siempre suegro?
Me pasa mucho que llego a X ciudad y se viene un grupo de muchachas corriendo, pero me dicen: “Jhonny, Jhonny, ¿no trajo a su hijo?”. Entonces él, para darme moral y que me sienta más tranquilo, me dice: “Pa, no se preocupe que yo llego a todos los pueblos y son detrás de mí todas las abuelitas: ¿No trajo a su papá?”, ¡qué moral! (risas).
¿Y cómo está el corazón en este momento?
Recién terminé una relación y estoy solito, pero no estoy mal, estoy tranquilo, siento que no necesito ahorita una pareja, estoy enfocado en mi trabajo, como siempre.
El artista tiene ese problema: que las relaciones generalmente son conflictivas por el tema de los celos, de los viajes, entonces para lograr la estabilidad emocional no es fácil. Tiene que ser alguien muy madura, muy consciente de que está viajando y uno ser muy juicioso.
¿Es Jhonny mujeriego?
No, no, no. Sí tuve mi época. Cuando uno no ha visto a una mujer que se fije en uno y de repente le llegan todas al tiempo (risas). Esa fue mi época, pero ya.
¿La fama mueve tanto a las mujeres?
Pues sí, pero no es el amor que uno busca, es el amor pasajero. Hubo una época en mis inicios que sí, y no creo que sea el único. Creo que hemos vivido una época de desenfreno, pero esa etapa se quema.
Como quien come todos los días hamburguesa y a lo último no quiere saber de hamburguesas. Tampoco es que quiera saber del perro, aclaremos eso (risas).
Es reconocido por sus obras sociales, ¿de dónde nace esa voluntad?
Desde antes, cuando no tenía nada, me he preocupado por ayudar, y creo que eso viene de familia. Nosotros vivíamos en una vereda donde mi mamá era la profesora y cualquier niño que se machucaba una uña arrancaba para donde doña Mábel, y nos acostumbramos a ayudar.
Mi papá tenía un Willys viejo y ese era el carro funerario, el carro ambulancia, entonces nos levantamos así; y ahora que la vida me ha sonreído puedo hacerlo con más comodidad.
La gente lo buscaba porque ayudaba mucho…
Sí. Yo soy de los que paro en cualquier lado a comer empanadas, soy un ser humano común y corriente, pero el tema de las ayudas sí me ha formado una barrera con la gente, porque donde yo me sentaba a tomarme un tinto, tenía que atender a 20 personas que traían la fórmula médica, el recibo de la luz cortado, mil cosas.
Desafortunadamente, la gente que se acostumbró a vivir de la mendicidad me busca mucho, y eso sí me ha aislado. No he dejado de hacerlo, pero lo hago de otra manera.
De esas obras, alguna que lo haya marcado…
Sí, tengo varias, pero entre esas una niña que no caminaba porque nació con los piecitos hacia adentro. Mi hermana me decía que era una cirugía muy costosa. Entonces dije, pero si puede caminar, hagámosla.
Y no fue una sino 6 cirugías, pero se me metió en la cabeza que yo tenía que verla caminar. El día que lo hizo para mí eso fue algo maravilloso.
Otra fue la donación de una casa. Yo he donado varias, pero esta fue muy especial: para una señora que nos ayudaba en la casa. Fue muy emotivo porque todo fue una sorpresa para las niñas y para todos.
Los llevamos a otra casa mientras tanto y le sembramos matas, la dotamos. Le entregamos una casota.
¿Cuál ha sido el mayor despecho de Jhonny?
He tenido muchos. Yo creo que nací con cachos. Hubo uno que me dolió en el alma, porque yo me enteré a una hora de subir a la tarima, en Rionegro. Me contó la mamá de la muchacha. Me dijo:
“Vea, Jhonny, acabo de tener una pelea muy fuerte con ella porque usted es un hombre muy bueno con nosotros y no se merece eso y tales”.
¿Cómo pasa la tusa?
La verdad, a mí lo que me ayudó fue el tiempo, porque eso de que un clavo saca a otro clavo… funcionará en algunos casos, porque en mi caso tenía una opción, pero esa persona lo que hacía era recordarme la otra, entonces era causarme un dolor más grande y generarle un dolor a otra persona, entonces es un error meterse entusado con alguien, es mejor pasarla solito y aguantar. La fuerza de voluntad es súper amiga.
¿Le siguen ‘echando los perros’?
Ahora que están de moda los sugar daddy, mucha mujer me escribe:
¿Quieres ser mi sugar?” y yo: “oigan a esta”. Yo para comprar amor, no. No puedo decir que eso no puede funcionar si lo que yo estoy buscando es una aventura, pero si estoy buscando una estabilidad emocional, ¡qué horrible comprar amor!
