El anuncio del nuevo decreto que deroga la criminalización del porte y consumo de la dosis personal de estupefacientes en el país, dejó múltiples dudas en los colombianos.
Además de generar desconocimiento de las consecuencias y los cambios que realmente trae consigo este nuevo decreto.
¿Cuáles son los cambios que trae este decreto?
Para entender mejor cuáles son los cambios que trae el decreto 2114 de 2023 hay que recordar que en el país la dosis mínima está regulada por la Ley 30 de 1986, por lo que cualquier ciudadano puede portar libremente cierta cantidad de droga sin que sea amonestado o perseguido por las autoridades, o bueno, así era hasta el año 2018, cuando el gobierno de Iván Duque expidió el Decreto 1844 de 2018, que prohibía poseer, tener, entregar, distribuir y comercializar drogas o sustancias ilícitas en
espacios públicos y le daba facultades a la Policía para incautar sustancias, así estas no llegaran a los topes de la dosis mínima.
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Por lo tanto, el decreto que se expidió el pasado 7 de diciembre derogó el decreto del 2018; es decir, ahora es lícito que las personas que sean consumidoras porten droga con fines de consumo personal; por ende, la Policía ahora no podrá multar ni incautar las sustancias cuando las personas las porten.
¿Qué dicen los expertos?
En Q’HUBO nos comunicamos con el abogado Rodrigo Pombo, quien nos dio su opinión sobre las consecuencias que puede traer la decisión del nuevo decreto, abordado desde dos puntos de vista.
“El decreto, que en la práctica tranquiliza el consumo de estupefacientes, tiene dos lecturas: la filosófica, sintonizarse con las libertades personales; y la política, que el Gobierno les cumple a sus negociadores narcotraficantes. En el primer caso es altamente positivo y en el segundo tremendamente perjudicial”, comentó.
Por otro lado, expresó que los efectos para el futuro con la abolición de la criminalización del porte y consumo de la dosis personal de estupefacientes en el país son “grandes y previsibles”, teniendo tres alcances importantes:
1. Otra excusa para la parálisis de la fuerza pública.
2. Más consumo interno, más comercio y, por lo tanto, más inseguridad.
3. Fortalecimiento de grupos que pueden poner en jaque al Estado por el debilitamiento de las fuerzas del orden y el correlativo fortalecimiento de la criminalidad”, indicó Pombo.
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