Un joven de 25 años fue herido por unos delincuentes tras oponerse al robo de su celular. Q’HUBO presenció el crimen, le contamos los detalles.
El rugir de la motocicleta me dejó el corazón con las revoluciones a mil por hora, pues uno jamás piensa que le va a tocar presenciar tan de cerca un intento de hurto, que por poco termina en homicidio.
Así le pasó al joven de 25 años que iba caminando a pocas cuadras de donde pasé con mi bicicleta la noche de este martes por el barrio La Salina (Engativá), cuando el fragor de una motocicleta me hizo apretar más fuerte el manubrio debido a las detonaciones que se alcanzaron a escuchar, y que provocaron que entre los demás ciclistas y personas que a esa hora pasábamos por la Carrera 93A con Calle 71A nos viéramos obligados a buscar un refugio, pero lo único que cada uno encontró en los demás rostros fue pánico, susto y un deseo perverso de perderse de allí lo más pronto posible, pues con la situación actual de inseguridad en la capital no se puede pensar lo mejor.
Aunque nadie dijo nada por el temor que esto puede representar, todos intuimos que se trataba de un sicariato.
Las palabras sobraron y a partir de ese momento los pedalazos fueron acordes al ritmo cardiaco, no pararon hasta coronar un puerto seguro, donde ya a salvo se confirmó con las autoridades qué fue lo que había ocurrido.
Los que estaban pegándolo en el parque, la mujer que le estaba dando las buenas noches y la bendición a su pequeña y hasta los recicladores que a esa hora trabajaban, todos cesaron por un momento las actividades, cuando las luces de la patrulla comenzaron a pintar de rojo y azul las fachadas de las casas.
Algunos, como este servidor, tuvieron que bajar las pulsaciones a punta de cigarrillo. El humo del peche condensó la sensación de vacío irremediable que queda en el estómago luego de semejante susto, y más cuando la vida de alguien está en peligro.
Los minutos se fueron escurriendo entre las tapas de los desagües, mientras que los agentes llegaron y se percataron del joven herido, quien fue trasladado hasta un hospital para recibir atención y, por fortuna, se confirmó que el muchacho ya está fuera de peligro.
Pero más allá de lo sucedido, la sensación de paranoia e inseguridad que se siente en Engativá no es de gratis, y esto lo soportan las cifras, donde la localidad número 10 ocupa el deshonroso tercer lugar en la lista de localidades donde más casos de hurtos a personas se han registrado en el período de enero y octubre de este año, según cifras oficiales del Sistema de Información Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco) de la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia.
Los números, a la vez, nos dan cachetadas de realidad para romper con los prejuicios y dejar de estigmatizar el sur, puesto que las dos localidades que lideran este nada honorable escalafón son Suba en primer lugar (con 14.266 casos) y Kennedy (con 13.403).
En otras palabras, y como nos aseguró uno de los vecinos del barrio, que limita con La Florida y Maratú, “los ladrones andan regados por todos lados” y literal “no copean de nada”, por lo que más de un grupo de residentes y empleados de este punto han optado por organizarse para hacerle el frente a los ladrones.
“Eso saben que, por ejemplo, en esta cuadra no se pueden ni asomar porque les va mal”, concluyó el vecino, dejando entrever que la situación en materia de hurto a personas es una de las áreas en las que la actual administración distrital se rajó. Y esto no es solo una percepción del barrio sino de la ciudad en general, puesto que en la última encuesta de ‘Bogotá Cómo Vamos’, tan solo el 19,7% de los habitantes de Bogotá manifestó sentirse seguro.
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