La agresividad y la delincuencia están desbordadas en la capital. La cultura de la violencia que se ha instaurado durante los últimos años en el ADN de Bogotá está traspasando todos los niveles de la sociedad bogotana, incluyendo a las instituciones educativas. Para no ir más lejos, la tarde del pasado miércoles se presentó un grave hecho que involucra a dos menores de edad, quienes protagonizaron un lamentable hecho que derivó en que uno de los adolescentes resultara herido en una pierna con arma blanca.
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Los hechos…
Sobre el mediodía del miércoles, el grueso de estudiantes del Instituto Técnico Distrital Julio Flórez se encontraba haciendo la fila para recibir su almuerzo. Entre los estudiantes que esperaban se encontraba un adolescente de 12 años que departía y jugaba con otros compañeros mientras llegaba su turno. De repente, la fila se rompió y otro menor de 14 años, con arma blanca en mano y sin una razón aparente, hirió al niño en la parte superior de su pierna izquierda.
“Son niños muy sanos, vienen de la otra sede de primaria y cuando se encuentran con los compañeros de bachillerato sufren un choque muy fuerte. Las agresiones son constantes para algunos alumnos que, por ejemplo, sufren de discapacidad y muchos de los niños agredidos no quieren regresar al colegio y expresan que tienen miedo de ir a estudiar”, le dijo a Q’HUBO una madre de familia que conoció varios casos de agresiones dentro de la institución educativa.
Los niños que atestiguaron el hecho avisaron a los profesores y personal de vigilancia de la institución educativa. Al menor herido se le prestaron los primeros auxilios en el colegio y el niño agresor fue llevado ante las instancias disciplinarias.
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Tras la atención primaria que recibió el menor, fue trasladado por un profesor a la Clínica Shaio. De allí salieron para una URI de menores y, posteriormente, al Instituto de Medicina Legal, donde tras examinar las agresiones, al niño le dictaminaron dos días de incapacidad y la denuncia quedó instaurada.
Los padres del agresor no se han comunicado con los progenitores de la víctima. Esperan que el colegio actúe con celeridad en las medidas que se adopten contra los niños que incurran en actos violentos dentro del colegio o portando el uniforme.
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