El momento agradable que estaba pasando Diego Alexánder Carreño con unos allegados, en una calle de su barrio, terminó convirtiéndose en la peor de las tragedias, después de que un sujeto que buscaba cobrar venganza llegó para asesinarlo a bala.
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Dicen que la cantidad de personas que acompañaban a Diego Alexánder no fueron impedimento para que su verdugo cumpliera con la tarea que le habían encomendado, pues muchos en el barrio Tierra Buena (en Kennedy) aseguraron que el verdugo era un sicario contratado, debido a que no lo conocían en la zona.
Lo raro fue que, dicen los vigilantes, nunca lo habían visto. Incluso los mismos policías aseguraron que las características físicas no corresponden a las personas con las que la víctima había tenido problemas. Además, el tipo no formó problema, no llegó a decir nada, ni siquiera preguntó al muchacho. Simplemente se le acercó y como si lo reconociera le disparó”, le dijo ayer a Q’HUBO una residente del barrio.
Del homicida no se tiene ni rastro, pues escapó corriendo por entre las cuadras de este sector. Dicen que un vehículo lo estaba esperando a varios metros.
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Sicariato en la calle
A la 1 de la madrugada del sábado, cuando Diego Alexánder estaba riendo y feliz con sus seres queridos en el andén de la calle 34 A Sur con carrera 97 F, un misterioso sujeto que utilizaba gorra y tapabocas para camuflar su rostro, llegó hasta este lugar dispuesto a asesinar al joven de 23 años.
Diego, quien sabía que en algún momento iban a llegar por su cabeza, ya que un sujeto lo había amenazado de muerte, no esperó que el crimen ocurriera delante de varios allegados y menos en el momento en que más feliz se encontraba.
El muchacho, dicen, porque a mí no me consta, tenía un carácter fuerte y había tenido un problema con otro tipo de dudosa reputación. Lo que rumorea la gente del barrio es que alguien lo vendió, que le dijeron a su enemigo que él estaba tomando aquí y por eso llegaron a matarlo, porque las horas antes nadie se apareció por aquí a buscarlo”, agregó una comerciante.
El sicario le disparó en dos oportunidades en el pecho, justo cuando lo tuvo cerca y sin llamar la atención de nadie. El sonido de las balas dejó paralizados a los testigos, quienes no tuvieron más opción que intentar protegerse de una bala perdida.
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Tras lo ocurrido, una mujer que estaba con la víctima resultó herida, por lo que los presentes trasladaron a ambas víctimas a la Clínica del Occidente, en donde la mujer se recupera. Diego murió cuando los médicos se encontraban reanimándolo.
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