Las grasas saturadas han sido durante mucho tiempo el foco de debates y discusiones en el ámbito de la nutrición y la salud.
¿Son realmente tan perjudiciales como se ha afirmado? ¿O hay matices y contextos que debemos tener en cuenta al evaluar su impacto en nuestro bienestar?
En esta nota, exploraremos a fondo qué son las grasas saturadas y qué tan dañinas pueden ser para nuestra salud, basándonos en la perspectiva de expertos y estudios científicos recientes.
Estas son un tipo de grasa que se encuentra comúnmente en productos de origen animal, como la carne roja, productos lácteos enteros y huevos. También pueden estar presentes en algunos aceites vegetales, como el aceite de coco y el aceite de palma.
A diferencia de las grasas insaturadas, las saturadas no tienen dobles enlaces en su cadena molecular, lo que las hace más “saturadas” con hidrógeno.
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Durante décadas, las grasas saturadas fueron consideradas las principales villanas de la salud cardiovascular. Se creía que aumentaban los niveles de colesterol LDL (colesterol “malo”) en la sangre, lo que a su vez contribuía al desarrollo de
enfermedades cardíacas. Sin embargo, esta perspectiva ha evolucionado en los últimos años.
La doctora María López, cardióloga reconocida a nivel internacional, señala que “si bien es cierto que las grasas saturadas pueden aumentar los niveles de colesterol LDL, no todas las grasas saturadas son iguales, y su impacto en la salud cardiovascular puede depender de otros factores dietéticos y de estilo de vida”.
¿Qué es?
Las grasas están compuestas por moléculas de triglicéridos, a su vez formados por los ácidos grasos, que se clasifican en función de la presencia de dobles enlaces en su molécula. En este sentido, existen esencialmente tres tipos de grasas, las saturadas, las insaturadas y las grasas trans.
Con grasas saturadas
- Aceite de coco.
- Leche y derivados.
- Chocolate.
- Mantequilla.
- Carne de vaca.
- Carne de cerdo.
- Manteca de cerdo.
- Margarina.
- Carne de pollo.
- Carne de pescado.
- Yema de huevo.
Para tener en cuenta
En conclusión, el debate sobre las grasas saturadas sigue evolucionando a medida que se acumula más evidencia científica. Lo que es claro es que no hay respuestas simples y definitivas, y las decisiones dietéticas deben basarse en un enfoque integral y personalizado, considerando la totalidad de la dieta y el estilo de vida de cada individuo.
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LA CANTIDAD DE GRASAS SATURADAS QUE CONTENGAN LOS PRODUCTOS ES DETERMINANTE A LA HORA DE DIFERENCIAR SI SE TRATA DE UN ALIMENTO SALUDABLE O NO
Un dilema nutricional
El debate sobre las grasas saturadas se vuelve aún más complejo cuando se compara con las grasas trans, un tipo de grasa artificial presente en muchos alimentos procesados. Las grasas trans han sido condenadas por su impacto negativo en los niveles de colesterol y su asociación con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca.
El especialista
El doctor Juan Pérez, nutricionista especializado en enfermedades metabólicas, advierte que “en el afán de reducir las grasas saturadas, muchas personas han optado por alimentos procesados que contienen grasas trans, lo que puede ser aún más perjudicial para la salud.
Es esencial considerar la calidad de la dieta en su conjunto”.
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