Luly Bossa reveló cómo fueron los últimos 10 días de Ángelo: “él estaba mamado”.
El hijo de Luly Bossa sufría de una enfermedad muscular degenerativa con la que batalló durante mucho tiempo; desafortunadamente, falleció el pasado 9 de marzo de 2024.
En una transmisión en vivo a través de Instagram en la noche del 20 de marzo, Luly reveló detalles de los últimos días de Ángelo. Este mismo día le entregaron las cenizas de su hijo y fueron a una parroquia en Chapinero Alto a dejar la cajita. Luly dijo “Es increíble cómo todos nos volvemos polvo”.
Después de la partida de su hijo, empezó a enterarse de cosas que para ella no eran evidentes. Una de ellas fue que Mabel, la enfermera que siempre le ayudó con sus hijos, tuvo una conversación con Ángelo en la que él manifestó “A mí que no me coman los gusanos”. Él pedía que lo cremaran y que visitaran sus cenizas, que no lo dejaran apagar, ni olvidar, y mucho menos que lo fueran a abandonar. “Él me dijo ‘No me vayan a abandonar como abandonaron a mi abuela'”, agregó Luly.
Luly dice que no quiere saturar las redes con videos de su hijo, pero que no quiere que se olviden de él. Quiere que lo recuerden y que ella personalmente no quiere olvidarse de su hijo, “no quiero olvidar su sonrisa, sus ojos, su baile, sus manos hermosas, sus brazos que le causaban inseguridad, de su piel blanca hermosa”. Dijo que extraña todo de Ángelo, extraña las horas donde tenían rituales y las terapias. “Él estaba mamado de las terapias, pero yo no quería que se rindiera”, mencionó. En medio de todo lo que han vivido estos días, su hijo mayor le dijo que Ángelo seguía vivo por ella, pero que en realidad él estaba cansado desde hace tiempo.
Por el momento, Luly y Lucciani (el hijo mayor) tienen en mente concretar todos los sueños que tenía Ángelo, entre ellos un proyecto para sacar una línea de buzos con unas frases que a Ángelo le encantaban, como algunas de Kung Fu Panda. Dijo que usarán parte de las donaciones que llegaron para la cremación de su hijo para sacar adelante ese proyecto.
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Lucciani ha sido un apoyo incondicional para Luly, incluso se ha estado quedando en la cama que era de Ángelo y la está ayudando a empacar cosas en cajas porque ella no puede seguir viviendo en esa casa porque “en esta casa hay mucho dolor, acá falleció también mi mamá” (ambos tuvieron muertes muy similares).
En respuesta a los comentarios de personas que le dijeron por qué no pagaba un seguro funerario, Luly respondió que ella no pensaba que Ángelo se iba a morir. “Era tan grande la lucha que yo daba aquí en mi cuarto, orando, que no creía que mi hijo fuera a partir antes. Una madre nunca imagina que tendrá que enterrar a sus hijos”.
Respecto a la donación que ‘Epa Colombia’ alardeó haber hecho en redes sociales, Luly reveló que revisó sus movimientos y que no había nada a nombre de ella. “La gente que me enviaba, que digamos era gente famosa, actores y eso, me hablaron por el interno y me hablaron al WhatsApp de mi teléfono, pero nunca se pusieron a manifestar que habían hecho esto o lo otro. La señorita a lo mejor tuvo una muy buena intención, pero nunca recibí nada de ella, así que quiero aclararlo, que ahí no pasó nada, por lo menos yo no recibí nada”.
Luly dijo que Ángelo se dio cuenta de muchas cosas pero que no decía nada. “Él se tragaba las cosas, mientras yo las soltaba todas en oración”. En una ocasión “se dio cuenta de que unas personas lo trataron mal, que le dijeron ‘gay’ por el pelo largo” y así leyó muchas cosas despectivas hacia él y hacia su madre.
El día que falleció, a la enfermera de turno se le hizo tarde y él le dijo: “Perrita (parcera), levántese que se le hace tarde”, en tono de broma. Cuando la profesional se estaba arreglando, él la cuestionó porque se demoraba. “Yo no sé si él se quería ir solo”, expresó Luly Bossa.
Él afirmó “ya vengo”, aspiró fuerte y se ahogó con una flema, ante la situación la enfermera alertó a Luly, quien bajó inmediatamente para proceder a hacerle reanimación, a subirle las piernas, a darle respiración boca a boca. En esos momentos Ángelo regresaba y se volvía a ir.
En medio de la angustiante situación, llamó a Super Salud, fue donde la vecina, que tiene un hijo médico, pero no atendieron. Llamó al Superintendente de Salud, movió cielo y tierra para que alguien le ayudara. Después de un rato, llegó la ambulancia, lo intentaron canalizar pero se le escondieron las venas, lograron generar los impulsos eléctricos pero Ángelo entró en paro. La ambulancia se dirigió al hospital, Luly iba en el carro de una vecina, llegó 5 minutos después y desafortunadamente “el médico me dijo que ya no teníamos nada que hacer. Yo pensé que lo iban a seguir reanimando, pero no fue así”.
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