Cerca de la carrera 18 bis con calle 65a bis sur, en Ciudad Bolívar, residentes encontraron el cuerpo de un hombre con varios impactos de bala.
La paz de una mañana soleada por las montañas de Ciudad Bolívar se vio alterada sobre las 9:00 a. m. de ayer tras los gritos desgarradores de un sujeto que caminaba por la invasión La Marranera.
Cerca de la carrera 18 bis con calle 65ª bis sur fue donde un residente de la zona se encontró de frente con el cadáver de un hombre, el cual presentaba varios impactos de bala.
“Yo venía pasando por esta calle, como siempre lo hago, y pues como uno vive por acá este sector nunca se me ha hecho peligroso. Venía caminando con la cabeza abajo, pero cuando iba a empezar a subir la loma, levanté la cabeza y qué miedo tan berraco. Estaba ese pobre paisano ahí tirado, la verdad yo grité como loco, porque nunca había visto a un muerto tan cerca”, relató un testigo.
Tan pronto se descubrió el cadáver del hombre, de unos 35 años, se dio aviso a las autoridades, quienes identificaron a la víctima como Carlos Eduardo Almeciga Barrera.
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Macabro crimen
“La verdad eso está muy raro, porque dicen que el señor tenía varios disparos, pero la verdad acá no se escuchó nada, ni un totazo. Aparte no se le veía sangre en la ropa. Quedó tirado en toda la mitad del camino para subir a la parte alta de barrio”, señaló un vecino.
Según las autoridades, este crimen posiblemente se ejecutó en otro barrio por lo que relata la comunidad, y en horas de la madrugada lo abandonaron en este punto inhóspito. A su alrededor no había lago hemático, lo que resulta extraño porque oficiales forenses contabilizaron 12 impactos por arma de fuego, siendo el más notorio el que tenía en la frente. Por la sevicia que usaron se presume el caso como una venganza.
“El señor estaba ahí tirado vistiendo un buso rojo, una camiseta amarilla y una sudadera azul oscura con líneas a los lados, tenis negros y una gorra, que dejaba ver el disparo que tenía en la cabeza. A decir verdad nadie lo reconoció, y eso es muy raro porque todos conocemos a quienes suben por acá ya sea de visita o porque viven en la zona”, comentó un vecino.
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La inspección del cadáver se extendió por más de tres horas, en las cuales no se pudo dar con el paradero de algún conocido de Carlos. Por otro lado, en la zona no hay cámaras de seguridad, lo que dificulta conocer quién llevó el cuerpo inerte o estaría relacionado con este infame homicidio.
La primera versión que manejan las autoridades es un aparente ajuste de cuentas o venganza personal, dado la cantidad de heridas que presentaba su cuerpo. También pareciera como si sus asesinos intentaran enviarles un mensaje a sus enemigos o a los moradores de la zona, donde normalmente impera la ley del silencio y todos prefieren hacerse los de la vista gorda para no tener problemas con los delincuentes, que no se cansan de sembrar el terror en el sur de la capital.
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