“Él está dormido. Ahorita se despierta, ¿cierto que sí? Sí, ahorita se despierta”, decía con un tono de voz esperanzador una mujer de la tercera edad, al mismo tiempo que observaba cómo unos uniformados le ponían cinta amarilla a la entrada de su casa, en donde yacía sin vida uno de sus hijos: Carlos Julio Oviedo Quintero, quien murió a manos de su propio hermano.
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La noticia, que parecía sacada del Antiguo Testamento de la Biblia, en donde Caín mata a su hermano Abel, corrió rápidamente por las calles sin pavimentar del barrio San Pedro (en San Cristóbal). Varios curiosos, intentando confirmar lo ocurrido, llegaron hasta la fachada de la humilde morada sobre la mañana de ayer.
El acordonamiento de la vivienda y la presencia de las autoridades confirmaron la terrible tragedia que se había perpetrado minutos antes y que su mamá no tenía ni idea de lo que acababa de ocurrir casi que delante de ella.
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Tengo mucha tristeza en mi corazón por esa mujer, mi vecina. Ella va a tener que enterrar a uno de sus hijos e ir a visitar a la cárcel al otro. Ella está en estado de shock, tanto así que no ha asimilado lo que pasó, pues piensa que su hijo está dormido y que el otro se fue”, le relató a Q’HUBO con los ojos cristalinos una habitante del sector.
A. Oviedo, el hermano menor de Carlos Julio, fue capturado por las autoridades minutos después de que cometió el crimen, gracias a la acción oportuna de las autoridades y de las pistas que aportaron los mismos vecinos que se percataron del momento en que el hombre de 32 años emprendía la huida, atravesando una zona boscosa.
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La tragedia familiar
En medio de murmullos y mientras observaban la inspección del cuerpo de Carlos Julio (de 38 años), varios vecinos aseguraron que esta tragedia ya estaba anunciada, pues las fuertes peleas que sostenían ambos hermanos habían sobrepasado los límites del respeto desde hace mucho.
Ellos ya se estaban peleando muy fuerte últimamente. Incluso, hace poco el difunto le había prendido fuego a la ropa del otro y este intentó apuñalarlo, pero no lo hizo porque Carlos se escondió en el baño, se encerró. Ese día vino la Policía y todo, controló la situación, pero el problema seguía ahí. ¡Era una bomba de tiempo, porque ellos vivían juntos!”, aseguró un vecino.
La tragedia se perpetró a eso de las 8 de la mañana de ayer dentro de la casa familiar, ubicada en la calle 81 Sur con carrera 20 Este. Dicen los vecinos que vieron a A. Oviedo pasar y le pegó a su perrito. A eso de las 7:30 a. m. entró a la casa y no salió más, sino hasta media hora después.
Al parecer, el hombre de 32 años ya tenía todo fríamente calculado y tras ingresar a la casa, caminó hasta la cama en donde dormía su hermano Carlos, se le acercó y comenzó a propinarle múltiples heridas con arma blanca en la espalda y el pecho.
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Cuando eso pasó, la niña se despertó y llegó asustada a la tienda de la esquina a pedir ayuda. Yo me encontraba caminando hacia donde una familiar, cuando vi que ella decía que por favor llamaran a la Policía, porque el papá estaba peleando con el tío. No supe más sino hasta una hora después que volví y ya estaba criminalística”, dijo una vecina.
Aunque los vecinos llamaron de inmediato a las autoridades y una patrulla llegó minutos después, ya era demasiado tarde: Carlos yacía sin signos vitales sobre su cama, envuelto entre sus cobijas. Su hermano, quien tras el crimen alcanzó a realizar dos llamadas, estaba escondiéndose en la zona boscosa aledaña a su hogar, escenario donde se perpetró la nefasta desgracia.
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