La ley del silencio que reina en la invasión de Santa Inés, en la parte alta de la localidad de Santa Fe, le ha impedido a las autoridades esclarecer el crimen perpetrado a plena luz del
día este lunes, en las calles destapadas de esta humilde zona de la capital.
Dicen que el muchacho que fue hallado sin vida y con dos heridas por arma blanca en el pecho y en el cuello no era de este barrio, pues nadie lo conocía y ningún familiar o allegado llegó al levantamiento a reconocer el cuerpo.
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“Aquí nadie va a decir nada porque uno se puede meter en problemas por sapo. Supimos, obviamente, que habían encontrado a un muchacho muerto ahí, pero nadie vio nada, ni escuchó gritos”, le dijo ayer a Q’HUBO un residente de la zona.
La víctima no tenía documentos que pudieran identificarlo, como tampoco objetos personales, pues se presume que su homicida lo habría despojado de estos tras arrebatarle la vida.
“Esto se trató de un posible ajuste de cuentas entre bandas de microtráfico que manejan esta zona. Sin embargo, nosotros estamos tratando de establecer quiénes pueden estar vinculados con este hecho, porque hasta el momento solo pudimos conocer que fue una persona la que le quitó la vida al joven”, manifestaron las autoridades.
Al cierre de esta edición, el homicida no había sido capturado ni ubicado, ya que la zona carece de cámaras de seguridad.
Crimen y puñal…
A las 5:20 de la tarde de este lunes, una señora que salió en compañía de su hija a la tienda a comprar algo para la comida, observó que en una esquina estaba tirado un muchacho, quien sangraba en el pecho. Asustada, la mujer decidió llamar a las autoridades para que llegaran a auxiliarlo, pues pensaba que se encontraba vivo todavía. A los pocos minutos, una patrulla llegó a la invasión, ubicada cerca a la Carrera 1A Este con Calle 1C,a atender el hecho.
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Allí yacía ya sin vida el joven, quien no superaba los 25 años, y a su alrededor no había nadie, ya que algunos curiosos prefirieron observar desde la clandestinidad de sus casas por temor a que los interrogaran.
“A ese man lo citaron en la invasión para matarlo. Los homicidas deben estar aquí escondidos porque este es su terreno. Tristemente lo recogieron y se lo llevaron como
si fuera un perro. Nadie lo ha llorado”, contó un vecino.
Efectivamente, la hipótesis que manejan las autoridades es que al joven, dicen, alguien le dijo que llegara allí con engaños y, a traición, lo hirieron en el cuello y pecho para asesinarlo.
El cuerpo permanece en Medicina Legal y los homicidas libres. Al barrio nadie llegó preguntando si lo habían visto, por lo que aseguran que su familia ni siquiera debe estar enterada de su asesinato.
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