El jueves 22 de abril de 1999 fue capturado Luis Alfredo Garavito en Villavicencio, gracias a que un habitante en condición de calle se percató del aberrante acto de violencia que estaba cometiendo contra un menor de 10 años.
Según se conoció en su momento, Luis Alfredo Garavito se encontraba viviendo esa temporada en Villavicencio, el día de su captura, estando en la plaza Los Centauros, se le acercó a un niño de tan solo 10 años y bajo engaños se lo llevó hasta una zona apartada y desolada, pero con lo que no contaba era con que por allí se encontraba un habitante en condición de calle, quien escuchó gritar y pedir ayuda al niño.
Cuando el hombre se percató de que ‘La bestia’ estaba torturando y abusando sexualmente del niño, comenzó a lanzarle piedras, posteriormente el niño logró escapar y el mismo habitante lo rescató, se lo llevó a una finca y desde allí llamó a la Policía para informarles lo sucedido.
Minutos después las autoridades llegaron junto con el niño y el denunciante a los matorrales señalados, esperaron a que saliera el sujeto durante varias horas, mientras que escuchaban el relato de la víctima, quien dijo que el sujeto estaba vestido con una camisa de cuadros.
Tras una larga espera, salió un sujeto de contextura delgada, de baja estatura y se identificó con una cédula falsa que respondía al nombre de Bonifacio Morera, pero la realidad es que se llamaba Luis Alfredo Garavito y tenía ya a cuestas una orden de captura por violación.
En ese momento, a Garavito se le conocía con varios alias, pues vivía ya había cometido varios homicidios y violaciones en contra de niños. Incluso, habían denuncias ya en su contra acompañadas de retratos hablados, por lo que las autoridades lo llamaban: ‘tribilín’, ‘el cura’, ‘el loco’, ‘el monje’ y, el más conocido: ‘La bestia’.
A las 9 de la mañana del 28 de octubre, Garavito ya había sido señalado como un asesino serial, pero durante la audiencia era labor de los investigadores mostrar todas las pruebas que tenían en su contra. No obstante, la mente de este criminal era más rápida y lo que hacía era pedir que le repitieran las preguntas para tener más tiempo de responder y poder salir librado de las acusaciones.
Posterior a que los investigadores del Quindío revelaran los crímenes que cometió ‘La bestia’ entre 1993 a 1999, Garavito tomó una actitud sorpresiva para la audiencia: estiró sus manos para que le pusieran las esposas, se arrodilló y se puso a rezar. “No saben nada, no tienen nada de lo que he hecho”, dijo. Tras pronunciar estas palabras, comenzó a confesar sus crímenes hasta las 5 de la madrugada del siguiente día.
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Según el relato que dio el investigador de este caso a El Tiempo, Garavito decía que escuchaba voces, que recibía órdenes y que por eso había cometido todos esos vejámenes. No obstante, eso era un truco más de este asesino serial para poder salir bien librado de sus pecados, táctica que no le funcionó.
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