Salir adelante es una decisión enteramente personal, que aunque requiere de un porcentaje de suerte, se da básicamente por determinación y voluntad.

Esto se consigue no solo con perseverancia, sino además con la necesidad que todo ser humano emprendedor tiene siempre: salir de su zona de confort.

Si hablamos de seres humanos con ese talante, debemos remitirnos a Rodrigo Arcila, un antioqueño que encontró en Bogotá el lugar idóneo para realizar sus sueños en la moda.

Así llegó a San Victorino

Yo venía ahorrando cada centavo y me fui haciendo mi buen plante, y ya para el año 2002 dije: estoy listo para el comercio mayorista. Empecé a comerciar con ropa al por mayor en un local ubicado en San Victorino, y así fui conociendo no solo el sector, sino el negocio, paso a paso y detalle a detalle”, contó un emocionado Rodrigo, quien se estremece al recordar cómo a punta de esfuerzo y de tocar varias puertas logró consolidar una importante empresa de diseño de modas.

Arcy Moda, su negocio y modo de vida

Después de muchos años de esfuerzo, empiezo a confeccionar mis propias prendas, con mi marca; en ese momento decido crear la empresa.

Ya contaba con dos locales, y dije, llegó la hora, fue en ese momento cuando decido que a ese negocio le voy a dedicar mi vida”, dice sobre la empresa que lo enorgullece.

Aunque aclara que le falta: “aun no siento haber llegado a lo máximo, pues deseo ver a Arcy Moda como una empresa influyente, reconocida a nivel nacional e internacional”.

Hoy en día la empresa cuenta con cuatro puntos de venta en Bogotá, en donde emplea a varias mujeres cabeza de hogar, y también tiene un punto de fábrica en Medellín.

Perseverante desde siempre

Rodrigo es un hombre por naturaleza noble, que mantiene en su rostro una sonrisa y va saludando a quien se le pasa por el camino. Ese camino que quizás fue árido y rocoso, pero que jamás le hizo infeliz.

Desde niño tuvo claro que la única forma de salir adelante es ganándose la vida honradamente, con disciplina y sacrificio.

Nació en Santuario (Antioquia), en la vereda Bodegas, donde se crió con sus padres y hermanos. Su familia se dedicaba a la agricultura y a la venta de empanadas, sectores en los que incursionó. También camelló lavando platos y cargando mercados.