Paula falleció la madrugada de este viernes tras golpearse fuertemente la cabeza tras caer de un bus de TransMilenio.
Una desgarradora noticia sorprendió la madrugada de este viernes a los familiares de Paula Valentina Torres, una joven universitaria de 21 años que murió luego de caer de un bus de TransMilenio en medio de un hurto.
Informes preliminares indicaron que los hechos se presentaron sobre las 3:30 de la tarde de este jueves, cuando Paula se movilizaba en una ruta de TransMilenio por la troncal de la Autopista Norte con Calle 92, y justo a la altura de la estación Virrey fue víctima de un delincuente que le hurtó su celular.
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Aunque en principio se conoció que la joven falleció producto del golpe que sufrió en la cabeza tras caer del vehículo en movimiento por perseguir al ladrón, su familia manifestó a Noticias Caracol que Paula no se lanzó del articulado, sino que en medio del hurto se habría presentado un forcejeo que terminó causando la caída.
Lo único claro es que la joven recibió un fuerte golpe en su cabeza que terminó causándole la muerte, y pese a que alcanzó a ser trasladada a la Clínica el Country para recibir los primeros auxilios, minutos después se confirmó su deceso.
En medio del dolor que enluta a la familia de Paula Valentina, la recuerdan con gran amor y esperan que se haga justicia en este caso.
¿Quién era Paula Torres?
Paula Valentina Torres, era una joven universitaria de 21 años, quien se encontraba cursando noveno semestre del programa de Fisioterapia en la Universidad del Rosario.
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Su familia la recuerda como “una niña muy juiciosa”, llena de sueños y metas por cumplir.
Drama por muerte de joven bogotano en Estados Unidos
El luto ronda a una familia de la localidad de Usme por la prematura e inesperada muerte de uno de sus integrantes, un joven de 28 años que hace poco más de un año se embarcó en la travesía de su vida, agarró maletas y se fue a perseguir sus sueños a Nueva York. Todo marchaba de acuerdo al plan hasta que el sábado pasado su familia recibió la noticia de que Sebastián había muerto en extrañas circunstancias en las calles de la inmensa metrópoli. El lío que ahora afrontan, además de lo evidente, es el proceso de repatriación del cuerpo, el cual, además de engorroso y demorado, es carísimo. La mañana de este miércoles hablamos con Luz Eliana Rico, madre del joven fallecido, quien nos dio pormenores de lo sucedido y nos detalló el complejo proceso que atraviesa la familia.
¿Qué pasó?
Como tantos miles de jóvenes latinoamericanos de su generación, Sebastián, cansado de la situación del país y de las pocas oportunidades, ante la imperancia de solucionar su situación económica y profesional, decidió partir al Norte para buscarse una vida. Llevaba año y medio en los Estados Unidos.
Se encontró con los problemas típicos de una persona migrante, sin embargo, su tesón y berraquera nunca lo hicieron flaquear y tras unos primeros meses complejos logró estabilizarse y pronto empezó a trabajar: “Él trabajaba manejando un carrito haciendo carreras con la aplicación de Uber, esa fue la manera que él encontró para ganarse la vida. Lo que sabemos de la muerte de él es más bien poco, sabemos que cuando lo encontraron estaba botando babaza, él estaba con un amigo y cuando el amigo se dio cuenta del estado de mi hijo fue el que se encargó de llamar las ambulancias y todo eso”, nos contó Luz Eliana Rico, madre de Sebastián, con quien vivió la mayor parte de su vida en el barrio La Aurora, en la localidad quinta de la capital
“La última vez que hablamos fue el viernes (21 de julio) por la noche. Hablamos como de costumbre, todo parecía normal, me contó en qué andaba, cómo iba en el trabajo y cómo se sentía y luego nos despedimos, no hablamos mucho y fue una conversación normal entre los dos, no sentí nada fuera de lo normal”, aseguró la angustiada madre, quien horas más tarde recibiría la noticia que nunca pensó recibir.
“Como a las 8 de la mañana del sábado, probablemente unas horas después de que él falleciera, alguien que no conozco me contactó y recibí el mensaje que decía que Sebastián había muerto. Lo encontraron mal en la calle, no se sabe aún qué pasó y no sabemos el por qué de la babaza. Pudo haber sido una muerte natural o pudieron haberle suministrado alguna sustancia para robarlo o hacerle daño. Es lo que sabemos y lo que hemos confirmado”.
Ahora la familia afronta el proceso de repatriación, el cual cuesta, en promedio, 30 millones de pesos: “Nosotros ya le dimos el aviso a las autoridades, hablamos con Cancillería, nos mandaron a enviar correos, a tramitar documentos, papeles, ir allá, ir acá, etcétera, pero todo se demora mucho. Mientras tenemos una respuesta mi hijo sigue allá solo y lo único que queremos es que regrese pronto para poder verlo por última vez. Nos vale un aproximado de 30 millones el trámite, plata que no tenemos y por eso acudimos a la ayuda de la gente que nos pueda colaborar”, puntualizó la mujer.
Para tal efecto la familia habilitó el número 3142421395 para que las personas interesadas en apoyarlas se contacten. Publicamos el número con la autorización expresa de la familia Rico.
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