Q’HUBO le cuenta que es el bruxismo y cómo puede detectarlo a tiempo.
¿Le duele la mandíbula? ¿Tiene sensibilidad dental y no sabe por qué? ¿Lo agotan los dolores de cabeza? ¿Le rechinan los dientes? Pues podría estar sufriendo de bruxismo, un trastorno silencioso que no es fácil de detectar o diagnosticar.
En general, las causas suelen provenir por una combinación de factores físicos, psicológicos y genéticos. Pero también están asociadas al estrés y la ansiedad en el caso de los adultos y en los niños se vincula al recambio dentario.
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Sus consecuencias más evidentes y alarmante es el desgaste de los dientes y la retracción de las encías.
Al respecto, Tomás Torres, ortodoncista adscrito a Colsanitas, precisa que existen dos tipos de bruxismo. El primero, del sueño o nocturno que se caracteriza por episodios entre 17 y 35 minutos durante la noche y se da por un ritmo constante en el que se aprietan los dientes y se contraen los músculos de la mandíbula.
También está el diurno, que se presenta de forma inconsciente y se relaciona con episodios de estrés.
De hecho, cada vez es una condición más recurrente, y dentro de las principales causas se encuentra el estrés y la ansiedad. Aprenda a reconocer estas señales de alerta y en caso de presentar alguno de los síntomas, acuda a un especialista para evitar afectaciones más graves que deterioren su dentadura.
¿A los niños les da bruxismo?
“Sí se presenta el bruxismo en niños y está relacionado con factores psicológicos, especialmente con el estrés, la tensión emocional y la ansiedad, además de alteraciones del sueño, dolores de cabeza u oídos, salida de nuevos dientes, caída de dientes de leche y parásitos intestinales”, señala la experta de EPS Famisanar.
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¿Cómo identificarlo?
- Sus dientes están aplanados, fracturados o flojos.
- Aprieta los dientes.
- Mayor dolor o sensibilidad dental.
- Siente ruidos al bostezar, comer o asear los dientes.
- Músculos de la cara cansados o rígidos.
- Mandíbula se traba al bostezar o no se puede abrir o cerrar totalmente.
- Inflamación de músculos de la cara o cuello.
- Dolor similar al de oído, pero que no es un problema del oído en realidad.
- Dolor de cabeza que comienza en las sienes.
- Lesiones por morder la parte interna de la mejilla.
Redacción: ÁNGELA CASTRO ARIZA
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