Q’HUBO habló con la madre del menor que habría sido abusado por el cura Sandoval y nos contó los dolorosos detalles de este caso. Es de resaltar que el párroco ya tenía cinco investigaciones por delitos sexuales.
Furia, dolor e impotencia son algunos de los sentimientos que atraviesan el corazón de Alejandra*, quien con valentía denunció el abuso sexual del que habría sido víctima su hijo por parte del padre Wilson Alirio Sandoval Niño.
Juan Pablo Barrientos, periodista de Casa Macondo, fue quien recibió la denuncia debido a su reconocida labor de denunciar públicamente delicados hechos de abuso sexual dentro de la iglesia, y quien ayudó a Q’HUBO a hablar con la denunciante.
En Acacías (Meta), lugar de los hechos, hay indignación por la falta de acción de las autoridades eclesiásticas y judiciales, pues el padre Sandoval tiene antecedentes desde 2006. *Nombres cambiados por protección.
Dolor de madre
“El sacerdote Wilson llegó a nuestra iglesia hace tres meses; él llegó como asistente del padre Bernardo y en su momento hubo personas de la comunidad que le preguntaron al padre por qué habían traído a una persona con esos antecedentes, pero no se hizo nada”, así relató Alejandra el momento en que el señalado abusador de su hijo llegó a la parroquia Divino Niño Jesús. “Mi hijo y yo -continúa la madre de la víctima- éramos servidores allí, mi hijo hacía parte del grupo Revolución Juvenil. Yo sabía algo de los antecedentes del padre, que estaba sancionado y no podía dar misas, mi hijo no, pero siempre fui enseñada a respetar, por eso no le vi problema cuando llegó”. Fue el pasado 15 de diciembre cuando su hijo, Gregorio*, fue abordado por el párroco Wilson en la cocina del salón parroquial y lo besó en la boca; “mi hijo decide contarme todo un día que estábamos en la casa, me contó lo del beso, que hubo tocamientos y mi hijo por rabia le siguió el juego en una conversación de WhatsApp, y fue cuando el padre le envió una foto semidesnudo y diciéndole ‘mira cómo me tienes’… yo duré muchos días sin saber qué hacer, pero alguien que supo de los hechos me impulsó a denunciar”, dicha denuncia quedó registrada el 29 de diciembre ante Fiscalía.
Le perdonaron lo imperdonable
Juan Pablo Barrientos le contó a Q’HUBO detalles de anteriores denuncias de Sandoval Niño, quien se ordenó como sacerdote en 2002. El primer antecedente fue en 2006, cuando un misionero indicó que fue abusado; en 2009 un menor de edad también dijo haber sido víctima de él en una vereda de Restrepo (Meta), en 2014 surgió una tercera víctima que al parecer fue accedida en un centro comercial de Villavicencio, a esto se suma una denuncia de acoso sexual a un joven de 17 años ocurrido en 2015 y la más sonada, el 14 de febrero de 2020; “allí la víctima relató que a finales de 1990 fue abusado por 19 sacerdotes (entre ellos el padreWilson) y obligado a ejercer la prostitución”, comentó Juan Pablo a Q’HUBO.
A pesar de estos delicados hechos, en septiembre del año pasado el arzobispo de Villavicencio, Misael Vacca Ramírez, aprobó la absolución dada por el Tribunal Eclesiástico de Villavicencio a Sandoval y al sacerdote José Edermey Bernal Fajardo, hoy Vicario en Guamal (Meta).
Frente a esto, es importante resaltar que 569 denuncias contra clérigos del país se han realizado en los últimos 20 años. Además, 38 curas del Meta son investigados por manejar una red de pedofilia.
Nadie responde
Q’HUBO consultó con la Conferencia Episcopal y con la Arquidiócesis de Villavicencio sobre las decisiones impunes, pero al cierre de esta edición no hubo respuesta. Con las autoridades fue difícil la denuncia pues “un policía me dijo que en la conversación se veía que era consensuado y que él tenía 17 años, pero al final me recibieron las denuncias, mi hijo tuvo valoración del Icbf, investigadores de la Fiscalía 22 seccional y con psicólogos, pero solo eso”, asegura Alejandra, quien no se explica por qué razón, a pesar de tan delicada denuncia y antecedentes sobre el señalado abusador, no se ha adelantado su captura.
Juan Pablo Barrientos advierte que la Corte Suprema de Justicia negó una tutela del cura Ricardo Calderón Sánchez que buscaba la absolución de 38 prelados, pero dio un plazo de un mes a la Fiscalía para adelantar las audiencias correspondientes.
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