En el lugar se encontraron cuatro altares utilizados para diferentes ceremonias de santería y brujería.
Para proteger sus operaciones clandestinas, una organización de traficantes de droga de Medellín le rinde culto a la Santa Muerte, al santo pagano Jesús Malverde y a otras deidades propias de la santería, que al parecer fueron introducidas al bajo mundo de la ciudad por sus socios de los carteles mexicanos.
EL COLOMBIANO conoció, en exclusiva, que una fuente humana condujo a los policías de la Dirección Antinarcóticos hasta una edificación del barrio Fátima, en la comuna de Belén, donde funcionaba una central de acopio de estupefacientes.
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La estructura de tres pisos fue allanada por los uniformados este miércoles 2 de agosto. Mientras subían hasta el último nivel, los policías comenzaron a sentir, según fuentes cercanas al caso, “una energía muy pesada”.
En el lugar encontraron cuatro altares con figuras de la Santa Muerte, Jesús Malverde, José Gregorio Hernández, el diablo, calaveras, tabacos, cabezas reducidas, velas negras, ángeles, muñecos llenos de alfileres y demás fetiches usados en ceremonias de santería y brujería.
También encontraron más de 100 fotografías de diferentes personas, las cuales eran sometidas a los hechizos de la organización criminal.
En lo relacionado con los narcóticos, los agentes incautaron 739 dosis de base de coca y 191 dosis de marihuana, además de dos celulares.
En una de las paredes había un tablero marcado con los turnos de venta de los jíbaros, las cantidades de droga disponibles (perico, éxtasis, marihuana y tusi), las jornadas de aseo del sitio, los rituales y hasta las multas por llegar tarde.
Los policías capturaron a dos personas: Brayan Alejandro Jaramillo Yepez y Carlos Alberto Calle Zapata, presuntos integrantes de la banda “el Amarillo”, que delinque en varios vecindarios de la comuna de Belén, como San Bernardo, Las Playas y Fátima.
Los sospechosos tenían antecedentes judiciales por homicidio y tráfico de armas. Cuando les preguntaron qué hacían ahí, uno dio la excusa de que estaba llevando un domicilio, a pesar de que estaba sin camisa; el otro dijo que asesoraba con rituales de santería, que le enseñó su padrastro, a un inquilino que no estaba en el momento. Los policías no les creyeron el cuento y les pusieron las esposas.
De acuerdo con fuentes judiciales, en Colombia comenzaron a detectarse los cultos a la Santa Muerte en bodegas de narcos y plazas de vicio desde 2012. En aquel momento el tradicional intercambio de armas por drogas, que se hacía con los carteles mexicanos, evolucionó hacia un sincretismo de creencias.
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Los colombianos, que ya practicaban la santería cubana y los ritos de brujería del Pacífico, empezaron a implementar oraciones a la Santa Muerte y Jesús Malverde Campos, un forajido del estado de Sinaloa que murió a principios del siglo XX, y a cuya ánima le rezan los integrantes de “los Zetas” y el cartel de Sinaloa.
Los primeros hallazgos de estas prácticas fueron en bodegas clandestinas de Medellín, Bogotá y Norte de Santander.
Jaramillo y Calle fueron presentados el jueves en la audiencia de control de garantías, ante el Juzgado 40 Penal Municipal de Medellín. La Fiscalía les imputó el cargo de porte, tráfico y fabricación de estupefacientes. Los dos se declararon inocentes y el juez los benefició con la medida de detención domiciliaria.
Redacción Colprensa.
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