Uno de los jóvenes que encontró por fortuna sanos y salvos a sus dos mascotas, le contó a Q’HUBO las horas de sufrimiento que vivieron junto a su hermana luego de que les avisaron por teléfono que “los perritos se perdieron, pero ya los están buscando”.
Sebastián Pachón y su hermana se llevaron el peor susto de sus vidas, luego de que en la tarde de este viernes 21 de abril les informaron por medio de una llamada que Kamala y Zeta, sus perros, se habían perdido cuando eran transportados en la ruta de un colegio canino desde el municipio de La Calera hasta el barrio Puente Largo, en la localidad de Suba.
Y a pesar de que el mensaje fue alentador, lo que parecía una situación del día a día de los empleados de la ruta de la guardería, desembocó en desespero y malestar luego de que recibieron varias versiones sobre cómo se perdieron los animales, quienes al final aparecieron sanos y salvos a la mañana siguiente, el sábado 22 de abril, muy cerca al sector de Colina Campestre.
Pero para Sebastián y su familia, hay serias sospechas sobre la veracidad de las versiones que les entregaron los funcionarios y uno de los socios dueños de la guardería, que también hace las veces de colegio canino al cual asistían de lunes a viernes los animales, y los recogían en el domicilio entre 6:30 y 7:00 a.m. y los dejaban de nuevo entre 4:00 y 4:30 de nuevo en su hogar.
Todo iba bien hasta que este viernes los llamaron cuando el reloj ya marcaba las 5:00 p.m. y “les dijeron que “Nos llamaron de Nawa (como se llama la guardería y colegio canino de donde venían las mascotas) para decirnos que los perritos se perdieron y ya los están buscando”.
Fueron varias las versiones que según Sebastián, les dieron por parte de la guardería. Y en el afán de querer encontrar rápido a los perros terminaron publicando un primer aviso alertando de la pérdida de ambos (Zeta, de color negro y dos años y medio, mientras que Kamala tiene tres y es de color dorado), y por fortuna al joven lo agregaron a varios grupos de Whatsapp de residentes por Colina Campestre, y uno de ellos les brindó una pista de dónde podrían estar.
“En un primer momento de parte de Nawa nos dijeron que se habían perdido por la 152 con carrera 50 y nos dijeron que perdieron el rastro de los dos perros en la 134 con avenida Boyacá, y eso es una distancia muy amplia”, contó el joven, quien añadió que después de esto se comunicaron por parte de la guardería en varias ocasiones informando que se encontraban buscando a los dos perros con motos, rutas y personal disponible, pero Sebastián comentó que “entre las seis de la tarde y la medianoche solo vimos pasar una vez una de las rutas”.
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Luego conocieron otra versión por parte de uno de los socios de la guardería, como se presentaron por celular según lo que dijo Sebastián, en la que los peludos se habrían metido a una zona de construcción ubicada por la dirección inicial donde les aseguraron que se perdieron los animales.
Durante la noche, Sebastián, en compañía de su hermana, su esposo y su sobrino, emprendieron la búsqueda por los sectores que les dijeron, pero una llamada por parte de la guardería comenzó a generar malestar y sospechas frente a lo que venía sucediendo, pues según ellos, “las versiones no cuadran”, y todo por la pista que recibieron en uno de los grupos de Whatsapp al cual agregaron a Sebastián, en donde le comentaron que a los dos perros los habían visto cruzar por la avenida Boyacá con Calle 138.
“Nos dijeron que estaba buscando por Cedritos y también por el Club de Oficiales de la Policía Nacional (avenida Boyacá con 145), y ambas zonas son muy alejadas, además nos avisaron de la pérdida de los perros casi a las 5:00 p.m. cuando normalmente ellos llegan entre 4:00 y 4:30 p.m. y aparte nos dan varias direcciones, que ya en la noche le decimos al socio de la guardería que nos llamó que nos de la cara y nos explique en realidad qué pasó”.
Le dijo Sebastián a Q’HUBO.
Al siguiente día, y antes de iniciar la búsqueda, un mensaje de Whatsapp le devolvió el alma al cuerpo a Sebastián, y más aún luego de que le enviaron una foto con Zeta y Kamala caminando por una cancha de baloncesto ubicada cerca a Colina Campestre.
Sebastián, quien aseguró que ambos animales fueron adoptados en dos fundaciones, decidió hacer pública la situación para evitar que esto no le vuelva a suceder a ninguna persona ni a su mascota.
“Ellos nos llamaron para programar la hora a la que iban a recoger los perros en la siguiente semana pero era claro que ya no queríamos seguir con el servicio y aparte de eso encontramos que Q’HUBO registró un caso que se presentó en la misma guardería, donde un perrito llegó mal de un ojo”.
Debido a esto, Q’HUBO se intentó contactar con la guardería pero no fue posible tener un respuesta para confrontar las versiones.
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