En Villavicencio, el presidente Gustavo Petro habló de nacionalizar la vía al Llano. ¿Qué tan viable es?
Una vez más, los expertos en materia económica quedaron de una sola pieza al escuchar al presidente Gustavo Petro, quien basándose en sus conocimientos como economista, optó por lanzar la propuesta en público de nacionalizar la vía al Llano, pero sin tener una estructura de los costos, las implicaciones o la viabilidad.
De esta manera, este y otros globos que lanza terminan reventados fácilmente por expertos y contradictores, lo que despierta la incertidumbre económica que nos afecta a todos.
Lo más preocupante es que el discurso de la nacionalización está presente en la salud, las pensiones y hasta en la educación, lo cual resultaría inconveniente.
¿Carretera en manos del Estado?
“Está en borrador, pero una de las posibilidades es nacionalizar la carretera (Bogotá – Villavicencio). Pero es complicado, es complejo, estamos hablando de una concesión que tiene unos flujos que siempre en estos negocios hay quien quiere ganar, hay un problema judicial público”, con estas palabras el presidente Gustavo Petro confirmó que el Ministerio de Transporte está hablando con Coviandina, firma encargada de administrar dicha obra.
“Se hizo una concesión, en donde en los pedazos críticos, donde se suponía iba a haber problemas: la concesión no paga, paga es el Estado, es decir, todos nosotros”, sentenció el mandatario, quien en las últimas horas recibió respuesta de la operadora vial.
“Hasta el momento, Coviandina ha cumplido a cabalidad con todas sus obligaciones contractuales y compromisos asumidos con la región y el país, y no tiene problemas legales. Vale la pena precisar que los peajes recaudados a la fecha se han usado para la construcción, operación y mantenimiento de la vía, no para ningún otro propósito”, afirmó la entidad.
Martín Jaramillo, economista y docente de la Universidad Eafit, dice que esta es una propuesta viable a los ojos de la ley, pero inconveniente, ya que se trata de “una propuesta irresponsable en materia económica, nadie construye una carretera para entregarla al Estado y que se la paguen durante 30 años con el recaudo de peajes”.
Algo similar destaca el especialista en Derecho Administrativo, Rodrigo Pombo, quien advierte que “es una cortina de humo, eso legalmente no se puede hacer y si lo hace sería un grave error técnico y financiero. El Estado no
sabe ni tiene la manera de mantener esa carretera en óptimas condiciones”.
El carretazo de nacionalizar
No es la primera vez que el Presidente y sus ministerios le apunta a nacionalizar, así lo advierte Martín Jaramillo, “en la reforma pensional quieren nacionalizar las pensiones del 90% de los colombianos, la intermediación en salud, dirigir los recursos de Icetex a las universidades públicas y nacionalizar servicios como la electricidad; ahora, con esta propuesta sobre la vía al Llano uno no puede evitarse a la situación hoy de la vía Ocaña – Cúcuta, un tramo que lleva 1 cerrado, y así los 11.000 kilómetros de vías principales a cargo de Invías se caracterizan por su baja calidad”. Por su parte, Rodrigo Pombo advierte “la morosidad en el pago de deudas que el Gobierno tiene con las EPS, con la infraestructura y con las electrificadoras, que obedece a una incapacidad de administración evidente por privilegiar la política antes que la gerencia y por el interés del fracaso de todo servicio público para echarle la culpa al establecimiento”.
El impacto de una mala idea
Inversión tamboreada: Martín Jaramillo advierte que uno de los primeros efectos de estas propuestas es la preocupación de empresas locales y extranjeras. “Gracias a la inversión extranjera, el país recibe alrededor de $1.000 millones de dólares al mes ($4,3 billones)”, dice.
Aumento en la pobreza: Otro de los efectos es la destrucción del empleo, no solo los directos, sino los indirectos que giran alrededor de los productos y
servicios que cubren los operadores privados. “Podría aumentar en 10% la línea de pobreza del país”, advierte el economista.
Monopolio: Se comprometería también la calidad. Hace décadas el Estado tenía el monopolio en servicios como la salud, la electricidad o los ferrocarriles, los cuales brillaban por ser deficientes, costosos o frágiles ante protestas de trabajadores; mientras que las empresas privadas se esmeran por tener más clientes y bajar los costos.
Calidad de vida: Por último, Jaramillo destaca el impacto positivo de los gremios privados ante las comunidades. “La base de nuestra economía es petrolera, minera y carbonífera, alrededor de esto gira la inversión, el recaudo de impuestos y el bienestar social. Drumond, por ejemplo, le devuelve al país $1 billón al año”.
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