Un misterio difícil de resolver tienen en sus manos los policías de la estación de La Calera, en todo el límite que bordea Bogotá y Cundinamarca. Por todos los medios posibles se busca esclarecer bajo qué circunstancias un pelado acabó dentro de una camioneta con un disparo por un arma que fue reconocida, gracias a la herida, como una escopeta.
Los hechos resultan confusos y tuvieron lugar en una zona rural abrazada por la naturaleza y el silencio, en una vía que conduce de Bogotá a un sector conocido como Las Moyas, famoso por albergar un enorme y hermoso páramo. Los lugareños de las fincas y veredas aledañas se dieron cuenta de la presencia del joven asesinado cuando el primer rayo de sol rozó los campos la madrugada del martes.
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El misterio de la camioneta
A las 7:30 de la mañana de ayer, la estación de La Calera recibió una llamada informando la aterradora noticia. La comunidad fue quien encontró el cadáver del muchacho en un área desolada, cerca a la vereda El Hato.
“Nos comentan que sobre las 6:13 de la mañana los habitantes de los alrededores observaron una camioneta abandonada. Les pareció raro que estuviera allí y por eso verificaron que adentro había una persona con una herida visible”, comentaron sobre este caso fuentes que llevan las investigaciones.
Cerca de una hora tardaron en llegar los investigadores
A las 8:10 a. m. comenzaron las inspecciones técnicas al cadáver. Lo primero en registrar fue el vehículo donde reposaba el cuerpo, ya despojado de su vida.
Era una camioneta Nissan Patrol de placas BYB 812. El joven fallecido estaba sentado en el puesto del conductor. Apenas revisaron las heridas, le encontraron un orificio de bala que le atravesaba la sien desde el costado izquierdo, con salida en el derecho. La bala correspondía al calibre de una escopeta.
Durante el levantamiento se encontró una identificación con el nombre Juan Felipe Pino Molina, de 21 años. Por el estado en el que fue encontrado el cuerpo, esta identidad quedó sujeta a verificación en las instalaciones de Medicina Legal. Un cuerpo del CTI de La Calera se encargó de realizar las labores judiciales en el lugar de los hechos.
Aún se desconoce lo que hubo detrás de este crimen. La Policía despejó el sitio sobre las 10 de la mañana y se quedó con un último testimonio sobre este misterioso caso: un celador escuchó unos disparos cuando el reloj marcaban las 2 de la madrugada del mismo día, cosa que indica la hora en la que ocurrió el crimen en la espesura del campo y la oscuridad de la noche.
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