Con la intención de vender un gallo, de los que popularmente se conocen como ‘de pelea’, dos hombres se citaron con un tercer sujeto en la localidad de Suba para concretar el traspaso del ave. De común acuerdo decidieron que el punto de encuentro sería la Carrera 96 con Calle 157, en el barrio Suba Salitre. Cuando los hombres llegaron con el ave, el supuesto interesado los recibió a bala.
Los hechos
Sobre las 7:30 p.m. del pasado miércoles, en las tiendas cercanas al lugar del ataque, los vecinos y residentes del sector se encontraban compartiendo mientras veían el segundo tiempo del partido Millonarios Vs. Bucaramanga. El ambiente festivo, a propósito del partido, pasó a convertirse en una verdadera pesadilla.
“Nosotros estábamos viendo el segundo tiempo del partido y fue cuando se formó tremendo alboroto. Escuchamos como cinco tiros y muchos gritos de la gente. Cuando salimos a ver, nos encontramos con un hombre que estaba tendido en la mitad de la calle junto a una moto, un charco de sangre y mucha gente llamando a la Policía y tratando de auxiliar al hombre”, le contó un comerciante del sector a Q’HUBO.
El testigo asegura que pese a los esfuerzos de varias personas por ayudar al hombre, no fue mucho lo que pudieron lograr y “duró unos 15 minutos agonizando. Falleció en el mismo sitio donde cayó”.
Las primeras versiones del hecho apuntan a que la víctima había sido citada por un supuesto interés en el gallo, el cual resultó ser la coartada perfecta para cometer el crimen. Cuando los hombres llegaron al punto pactado, el conductor de la moto fue baleado sin vacilaciones: 5 disparos se escucharon.
“Yo creo que eran disparos de revólver porque entre uno y otro pasaron unos segundos”, nos contó ayer el testigo. Tras la seguidilla de disparos, el parrillero salió a correr y resultó ileso. Por otro lado, el conductor del vehículo de dos ruedas cayó herido de muerte. El occiso fue identificado como Jhon Sebastián Pineda, de 29 años.
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El sicario huyó con el ave en una motocicleta y, hasta el cierre de esta edición, no se tenían noticias de su paradero. Circundando la escena del crimen se encuentran varias cámaras de seguridad, tanto de viviendas como de establecimientos comerciales, que serán el eje fundamental sobre el cual girarán las investigaciones del sicariato.
Por la manera en que se dio el crimen, el negocio que pactaron y la sevicia de quien disparó, se presume que todo puede obedecer a un ajuste de cuentas entre mafias que se interesan en el mezquino negocio de peleas de animales o de bandas criminales del sector.
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