Un joven fue asesinado y otro se encuentra bastante grave tras ser atacados por ladrones en las localidades de Ciudad Bolívar y Suba.
Ad portas de las próximas elecciones de alcaldes y gobernadores, de acuerdo con la más reciente encuesta de la firma Invamer, la mayor preocupación de la ciudadanía en todo el país es el tema de la inseguridad. Y es que no es para menos, a diario aumenta la paranoia ciudadana y las campañas al respecto se perciben inoperantes.
De acuerdo a los resultados de esta encuesta, de 600 personas consultadas en Bogotá, el 79.4% desea que el próximo mandatario de la capital aborde el tema diferente, ya que es una prioridad que no da espera y, de esta misma cantidad de población, el 48,8% se siente inseguro.
Q’HUBO habló con Juan Carlos Ruiz, experto en seguridad, para analizar este fenómeno creciente que, lamentablemente, en muchas ocasiones ha cobrado la vida de varias personas. Le contaremos también dos casos recientes de robos, en los que un joven de 23 años fue asesinado en la localidad de Suba, y el otro permanece en pronóstico reservado, tras ser lesionado en un intento de hurto en Ciudad Bolívar.
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Vil crimen de Diego en un robo
Recientemente se conoció el terrible caso de homicidio de Diego Molina, de 23 años, en la localidad de Suba. El infame crimen se registró alrededor de las 3 de la madrugada del domingo en el barrio Lombardía.
“Se presentó en el amanecer del domingo, cuando una pareja estaba discutiendo. Llegaron unas personas que intervinieron para proteger a la femenina y se presenta un tema de intolerancia para proteger a esta persona”, dijo la Policía de Bogotá.
17 puñaladas a Diego
Sin embargo, pese a que las primeras versiones de las autoridades hablan de un hecho de intolerancia, en videos de cámaras de seguridad quedó en evidencia que todo habría sido producto de un atraco.
En las imágenes se observa que la pareja estaba discutiendo en la calle 140A con carrera 111, en ese momento tres hombres y dos mujeres se aproximan a ellos, supuestamente con la excusa de defender a la pareja de Diego, y terminan propinándole 17 puñaladas, mientras que a ella la golpean para robarle el celular.
“Ellos hicieron el teatro de ir a apoyar a la pareja de él, pero mentiras a ella la tumbaron al suelo, la golpearon y le sacaron el celular de los senos; los otros miserables le pegaron las puñaladas.Eran cuatro venezolanos y un tipo colombiano”, contó en medio de su dolor el padre del joven.
Tras el vil ataque, dicen las autoridades que Diego fue trasladado hasta el Hospital de Suba, donde lamentablemente falleció debido a la gravedad de sus lesiones. No hay palabras para describir el dolor que sienten los familiares y allegados de Diego, pero como dijo su padre a Q’HUBO, nada les podrá devolver a su ser querido y a parte de pedir que no quede impune, desean que esto no le vuelva a suceder a ninguna otra persona.
“Lo colombianos de a pie pagamos impuestos que van también para seguridad, pero no se están haciendo operativos. Deberían poner al Ejército en vez de tenerlos en los batallones. Yo estoy sufriendo por mi hijo, pero yo no quiero que otra familia sufra lo mismo que yo. Lo que está pasando es pavoroso, y pasan las cosas y nadie aparece, ni alcaldía, nadie se pronuncia, es un tema de inseguridad y no hay apoyo”, expresó entre lágrimas el familiar de Diego.
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Gavilla de ladrones casi lo mata por robarle la moto
Otro de los casos más recientes que resalta por la saña de los delincuentes sucedió la noche de este miércoles en el barrio Santo Domingo, ubicado en los límites entre la localidad de Ciudad Bolívar y el municipio de Soacha. La víctima, a quien le intentaron robar su moto, recibió 5 puñaladas que lo dejaron internado en un centro médico. En medio del hecho también le dispararon.
¿Qué pasó?
Los hechos sucedieron pasadas las 5:30 de la tarde en la parte alta de la localidad 19 de la capital. La víctima iba llegando a la vivienda de un familiar y en medio del recorrido fue abordado por una manada de hampones: 10 sujetos le salieron al paso, todos de unos 25 años aproximadamente, ciudadanos colombianos y venezolanos.
Dos de los sujetos esgrimieron un arma de fuego y encañonaron al horrorizado conductor mientras varios atracadores más sacaron cuchillos. Entre todos lo arrinconaron y le exigieron que les entregara su celular, el dinero que llevaba consigo y las llaves de la moto.
La víctima se rehusó tajantemente a seguir las pretensiones de los delincuentes quienes, a manera de represalia, sin mediar palabra le propinaron cinco puñaladas: tres en el tórax, una en el brazo derecho y otra en la mano izquierda. Como si fuera poco, uno de los sujetos le disparó a quemarropa, pero gracias a la destreza el hombre logró escapar y tras llegar a un lugar seguro fue socorrido por la comunidad del sector.
Las autoridades llegaron a la zona y propiciaron el traslado del herido al Hospital de Meissen, a donde fue ingresado de urgencia. El ciudadano entró consciente al centro médico y fue intervenido quirúrgicamente en uno de sus pulmones que se vio seriamente afectado.
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¿Y los ladrones?
Escaparon impunes ante la mirada de varios testigos que no pudieron hacer nada ante el armamento que esgrimieron los atracadores. La comunidad se autopercibe cercada por la criminalidad y si bien aceptan que la Policía hace lo que puede, no es suficiente y los índices de inseguridad aumentan a la par con la paranoia de quienes no se sienten seguros “ni yendo a la tienda”, al decir de un vecino del sector.
¿Cómo entender la ola criminal?
En estos momentos coyunturales lo que se evidencia es que el aumento en los niveles de violencia, que incluso llegan a la muerte, durante hechos de hurto responde, entre otras razones, a la incapacidad de ejercer la autoridad y una altísima impunidad. Cuando la gente siente que puede hacer lo que sea, incluso matar, y no le pasa nada, ejercen la violencia como método intimidatorio para llegar al botín.
Hay un evidente fenómeno de sevicia y exacerbación de la violencia entre jóvenes que ni estudian ni trabajan, que en el país se cuentan por millones. Es decir, estamos ante una generación perdida que no piensa en el futuro porque no le ve viable y entonces aparecen estos personajes que no les importa morir a los 16 o 17 años porque perciben que no hay nada en el espectro social para ellos.
En el imaginario social se instaló la idea de que este aumento de la violencia se elevó desde la migración masiva de Venezuela. Sobre este particular no hay ningún sustento real, por eso solo podemos hablar de percepción.
Por otro lado, estamos ante la tormenta perfecta en materia de inseguridad: los efectos postpandemia, la migración masiva, las bandas criminales ganando terreno en las grandes ciudades y, en el caso de Bogotá, la falta de un plan fuerte en materia de seguridad: en esta administración he contado 3 secretarios de seguridad y 7 planes de seguridad, aún así, nadie sabía muy bien para dónde iban encaminados. En ese sentido, la improvisación fue mortal para la seguridad en Bogotá. Juan Carlos Ruiz, analista de seguridad.
Redacción: CAMILO TOVAR – JOHANNA CASTRO
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