Farah Cacanindin es una británica de 26 años que solicitó un servicio de taxi en Londres para ir a una revisión de rutina, pero durante el trayecto rompió fuente en el asiento trasero. Allí inició una carrera contrarreloj para que el bebé alcanzara a nacer en un hospital.
“El conductor me preguntó si quería que se detuviera, pero le dije que siguiera adelante porque creía que llegaríamos antes de que el bebé naciera”, recordó Farah.
Pero no hubo tiempo de nada y el bebé nació en el asiento trasero del taxi, por lo que el conductor no tuvo opción que llamar al ginecólogo para que tuvieran todo listo una vez llegaran al centro médico.
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Hasta ahí pareciera una escena normal, pero una vez Farah salió de la clínica con su recién nacida, en su casa le esperaba una costosa factura por el servicio prestado. Le cobraron 60 libras esterlinas por el viaje y 30 más por la limpieza del taxi, lo que equivale unos 516.500 pesos colombianos.
“Entiendo que fue un desastre, pero es un poco descarado haberme cobrado ese extra”, agregó la mujer.
Lo importante es que madre e hija se encuentran a salvo y tendrán una divertida anécdota qué contarles a sus amigos y familiares. Lo más curioso del asunto es que la empresa de taxis está ubicada a pocos metros de su casa y ella se encuentra muy seguido con el conductor que la llevó al hospital.
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