Le traemos algunos consejos para que se active y disfrute la vida.
Un proceder con el que casi no comulgo es el de dejar “todo para después”. No es que sea del todo malo, entre otras cosas, porque hay actividades que tienen su hora y lugar; sin embargo, siento que el postergar nos paraliza y no nos permite avanzar.
Cada vez que le escucho a alguien decir que “hará algo después”, me da la impresión de que está dejando pasar una valiosa oportunidad.
¿A qué voy? A que hay muchas personas anquilosadas o quietas, que viven con esa percepción de que sus vidas cambiarán sin mover ni un solo dedo, como si del cielo les llovieran las opciones para salir adelante.
Hay otros hombres y mujeres que creen que pueden aplazar todo y dejan sus quehaceres en “veremos”.
Hablo de los que procrastinan, esos que se la pasan dilatando las actividades más importantes y, en su lugar, realizan otras que son gratas pero innecesarias. Les da miedo emprender y, peor aún, no se animan a hacer nada por miedo a perder ese ‘confort’ en el que viven.
A pesar de que sus mundos son algo insulsos, no se tienen la fe suficiente y, por ende, no se atreven a hacer algo novedoso que cambie sus panoramas.
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¿Es su caso?
¡Mucho cuidado! Usted no logrará nada si se queda cruzado d e brazos esperando que su día transcurra ‘sin ton ni son’. ¡Vivir es algo más que eso!
Dicho de otra forma: vivir no es algo que se pueda posponer, cada segundo se debe disfrutar sin aplazamientos.
Esté joven o viejo, acompañado o solo, con dinero o sin él, saludable o anclado a una camilla, libre o tras las rejas, llénese de argumentos para levantarse y hacer que las cosas buenas le sucedan y, sobre todo, para que pueda encontrarle sentido a su mundo.
Una señal de salud espiritual es querer hacer algo para ser una mejor persona. Es indispensable ponerse manos a la obra, trabajar y crecer. No se deje llevar por esa falsa comodidad que experimenta y que lo único que hace es darle más raíces a su pasividad.
La clave para ser feliz es sentir algo por lo cual entusiasmarse. Y en ese orden de ideas es mejor encender su luz y aclarar el camino, entre otras cosas, porque todo se ve mejor cuando se alejan las tinieblas.
Dejar de procrastinar implica tomar una decisión y salir al ruedo, más allá del riesgo que se corra.
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Lo importante es la actitud que tenga. Anímese a actuar y no pierda la fe. Deje sus temores a un lado, pues Dios siempre toma sus angustias en sus manos y lo abraza.
En vez de vivir de expectativas falsas, aproveche mejor su presente. No son las circunstancias del tiempo sino las formas como se afrontan los temporales las que garantizarán su bienestar.
La lluvia cae como algo que se deshoja, pero así llueva toda la noche, el agua refresca la tierra que pisa.
Sus acciones serán el reflejo de cómo ve la vida y esa perspectiva que tenga lo hará avanzar.
No malgaste las opciones que se le presentan, solo usted puede aprovecharlas y le corresponde la misión de decidir las formas en las que debe sacarles el jugo.
Le conviene animarse, mirar hacia el frente y confiar en el Altísimo. Así Él le parezca mudo y piense que no trata de arreglar las cosas; en cada paso de su vida, siempre verá la amistosa cara de nuestro Creador.
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Reflexiones cortas
- Usted, yo y todos deberíamos aprender a reconocer lo que los demás hacen por nosotros, además de agradecer lo que Dios nos otorga cada día. Independientemente de si lo que nos llega cambia o no nuestra vida, demos gracias a todo cuanto nos ocurre. ¡Eso se traducirá en bendiciones!
- Aprecie cada momento de su vida porque cada circunstancia es única: un beso, un atardecer, una danza, un buen chiste, un paseo, un saludo, un hasta pronto, en fin… Ningún instante volverá a repetirse de la misma manera, cada uno sucederá una sola vez en la historia de su mundo.
- ¿Por qué aguarda con impaciencia las cosas? Cada acontecimiento ocurre en el tiempo de Dios. Si algo es inútil para su vida, inútil también es aguardarlo o desearlo. Si hay algo que necesita y lo desea con todo su ser, vendrá en el momento en el que más le convenga. ¡Deje la prisa!
Redacción: EUCLIDES KILÔ ARDILA.
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