Desde que el capo del cartel de Cali, Gilberto Rodríguez Orejuela, fue extraditado a Estados Unidos en el 2004, comenzó a luchar para poder volver a Colombia y morir en su país, cerca de su familia.
Incluso, durante la pandemia su familia solicitó que fuera trasladado porque ya lo aquejaban una serie de enfermedades y los reclusos de la misma cárcel en la que permanecía, en Carolina del Norte, lo contagiaran de Coronavirus.
No obstante, esto no ocurrió y el jefe del cartel tuvo que permanecer detenido pagando su pena en la USA, su sueño de morir en el país donde hizo todo el billete que derrochó no fue posible.
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Ahora, tras morir en la misma celda a la que llegó desde el 2004, su familia está en conversaciones con el Bureau de los Estados Unidos para poder traer su cuerpo a Colombia y darle cristiana sepultura.
Sin embargo, lograr la repatriación del cuerpo parece difícil y la única esperanza que hay es que sí lo puedan trasladar en un lapso de tres a seis semanas.
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