Cada vez es mayor la cantidad de tiempo que se le destina hoy en día a revisar el celular y, en
algunos casos, esto ha desencadenado en casos de adicción (nomofobia); pero lo más preocupante de la situación es que estos casos, que usualmente se presentaban en adultos, ahora son más frecuentes en niños, niñas, jóvenes y adolescentes.

Para reafirmar lo anterior, hace pocos días se reveló un estudio que evidenció qué sucede en la mente de los jóvenes cuando permanecen una semana sin el celular, y sumado a esto, Q’HUBO habló con la doctora Karol Vásquez, decana de la Facultad de Terapias Psicosociales de la Universidad Antonio Nariño, quien nos brindó algunas recomendaciones para que se tengan presente en los menores y el uso adecuado que se les debe dar a esta clase de dispositivos.

Resultados del estudio

El estudio fue realizado con 97 jóvenes, con edades entre los 15 y 24 años, a los cuales se les dejó una semana sin celular, cuyo fin era establecer de qué forma reaccionan los jóvenes al no tener acceso a la información, y en el caso de muchos de ellos, esta es la única forma que hallan de relacionarse con todo lo que les rodea. 

Esta investigación reflejó, además, que las  aplicaciones que más utilizaron los jóvenes
participantes del análisis fueron WhatsApp, Instagram y TikTok.

Aprovecharon más tiempo en familia

Dentro de la semana previa a la realización de la prueba sin celular, se estableció que los participantes usaban el móvil un promedio de cinco horas.

Al momento de permanecer sin el teléfono, muchos de los jóvenes manifestaron que sintieron ansiedad, mientras que otros aseguraron que la sensación de libertad fue agradable.

Asimismo, otra parte de los participantes destacó que antes del experimento, pasaban menos tiempo con sus familiares en el hogar por estar pegados al celular, pero que en dicha semana lograron compartir más espacios y actividades con sus pares.

Preocupa cómo se informan

Para los investigadores y encargados de coordinar todos los aspectos de este experimento social, uno de los detalles que más preocupó luego de ver los resultados y reacciones de los jóvenes es que muchos solo se informan de lo que sucede a su alrededor por medio de las redes sociales. 

“Nos movió a arrancar la investigación una fuerte preocupación: los datos nos dicen que los jóvenes acuden a fuentes oscuras para informarse, a actores ajenos a la profesión periodística, la sociedad del futuro se contenta con esa banalización del contenido”, comentó Pedro Farías, uno de los líderes de la investigación, en una entrevista concedida al diario ‘El País’, de España.

La pandemia fue un factor determinante en la nomofobia

Para la doctora Vásquez, “muchos jóvenes en el país, producto de la pandemia, vieron afectada su salud mental y, en ese sentido, también su vida a nivel relacional (familiar, círculo social y educativo). Eso hizo que al empezar a retornar gradualmente a los contextos habituales a nivel social y educativo, todas esas secuelas empezaron a evidenciarse y a manifestarse de distintos modos, por ejemplo con la presión social, un aspecto importante en la juventud”.

La especialista añadió que “muchos niños actúan con base en lo que otros hacen, son influenciables y se dejan llevar. En este momento con la tecnología, en especial con las redes sociales, se han convertido en una moda para los jóvenes y muchos a través del uso del celular, por medio de esas redes, lo que buscan es aceptación por parte de sus pares y subir su
estatus social”.

Es necesario llegar a acuerdos

Uno de los aspectos que más resaltó la especialista fue que los padres deberían hacer un acompañamiento minucioso a las actividades que realicen los menores en el celular y, si es posible, compartir con ellos y llegar a acuerdos sobre el tiempo de uso de los dispositivos. También tenga presente lo siguiente:

• Si su hijo/a comienza a utilizar con frecuencia alguna red social, trate de conversar para entender el por qué.
• Los adolescentes muchas veces solo se relacionan por medio de los celulares, así que la orientación y el acompañamiento son claves para evitar que sean víctimas de los ‘ciberpillos’.
• Si su hijo(a) empezó a utilizar el celular y las redes sociales antes de los 12 años, usted como adulto responsable deberá supervisar lo que hace.
• Sáqueles provecho a estas herramientas tecnológicas, impulsando el uso de otras aplicaciones diferentes a las redes sociales que le ayuden a su desarrollo emocional e intelectual.
• La mayor señal de alerta siempre será el aislamiento prolongado, por lo tanto, pilas a esto, porque de pronto es hora de tener una conversación madura con su retoño.

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