Mientras adelantaba su jornada de trabajo en el puesto de venta de comida callejera, y por el cual era reconocido ya hacía varios años en la zona, un hombre de 42 años fue asesinado luego de recibir una herida con puñal a la altura del pecho en hecho ocurridos la tarde de este domingo por una zona comercial del barrio Salazar Gómez, en Puente Aranda.
Nada se pudo hacer para salvar la vida de la víctima, quien fue identificado por las autoridades como Jairo López Castro, pues la puñalada fue certera y afectó su corazón.
Pero todo parece indicar que el hecho no quedará impune, dado que la comunidad alertó de lo sucedido a patrulleros del cuadrante, quienes llegaron hasta la esquina de la Carrera 62 con Calle 11 y alcanzaron al agresor, un hombre de 26 años, y quien según lo que comentaron varios de los vendedores informales del sector, llevaba solo tres días trabajando en la zona.
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“Lo que sucede es que el muchacho montó un puesto de comida de la misma que vendía don Jairo”, adujo una mujer que reside a pocos metros de donde quedó tendido el hombre con la herida en el pecho.
Esta versión se soporta en lo que le detallaron las autoridades de Kennedy a Citynoticias, puesto que el coronel Jorge Córdoba, comandante operativo de la Policía de Bogotá, aseguró que se presentó “un hecho de intolerancia entre dos vendedores de calle por la ocupación del espacio público”.
Esto último y el querer tomar el espacio en donde habitualmente se estacionaba Jairo, es la hipótesis que manejan en estos momentos las unidades de la Sijín, quienes fueron las encargadas de realizar la inspección de los videos de cámaras de seguridad del sector y de la recopilación de testimonios de los comerciantes informales, la cual será parte fundamental en la indagación, puesto que varios de ellos lo distinguían en la zona.
Muchos de los empleados de los locales comerciales se encontraban de descanso este lunes festivo, por lo que la mayoría iniciaron sus actividades con el trago amargo de esta noticia la mañana del martes, pues más de uno alcanzó a cruzarse en vida con el occiso.
Llevándose las manos a la boca, y señalando la esquina donde hoy no está el puesto de comidas (que quedó en manos de las autoridades como prueba dentro de la investigación que se adelanta), los trabajadores de la zona comentaban entre ellos las versiones que se conocieron gracias al registro de fotos y videos que se mostraban entre ellos, para terminar de creer lo que allí ocurrió.
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