“¡Déntrese!”, fue lo que le advirtieron en tono de broma al reciclador Winder Alexánder Rojas, un querido vecino del barrio Luis Carlos Galán (Engativá), antes de que fuera vilmente baleado frente a la casa donde había vivido cerca de dos años.

Tanto la ‘segunda mamá’ de Winder, como sus amigas de su natal Venezuela, le dijeron la noche de este domingo que se metiera a la casa, quizá porque muy en el fondo presentían lo que sucedería entradas las 10 de la noche.

“Estamos en shock, no sabemos por qué le hicieron eso si él se había portado juicioso en la tarde, era un vecino querido y yo lo había adoptado casi como un hijo desde que llegó de su país”, señaló ayer Elsa Figueroa, quien acogió a este hombre de 34 años en su vivienda.

Crimen nocturno…

Cuatro disparos hicieron eco sobre la ciclorruta de la Calle 98 con Carrera 94G a las 10 de la noche. Enseguida, varios vecinos se fueron a la casa azul a darle la triste noticia a la allegada de Winder.

“Me empezaron a gritar ‘¡baje mija! Mataron a su hijo ¡el veneco! ¡el veneco!’. Los gritos los escuchaba desde la puerta y claro, yo bajé y vi a Winder ya tirado, se alcanzó a mover un poco pero empezó a botar sangre y ahí llamamos a la policía”, relató la mujer, quien dice ser la mamá colombiana del muchacho.

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Las autoridades llegaron y recogieron el cuerpo del reciclador, a pesar de que los vecinos aseguraron que ya estaba muerto, pues le tocaron los signos vitales y no tenía.

Llegó al Hospital de Engativá donde declararon su muerte. Nadie ha podido dar una explicación de por qué lo mataron, únicamente la comunidad declaró haber visto dos motos: una desde la que le dispararon al joven y otra que venía escoltándola.

Adiós al reciclador…

Desde hace dos años Winder había llegado desde Maracay (Venezuela) buscando los medios para darle una mejor calidad de vida a sus hijas, quienes se quedaron allá.

“Cuando él llegó vino a vivir a la calle, yo me lo encontré y le ofrecí una habitación y desde entonces él estaba trabajando como reciclador, era juicioso e incluso llegaron más personas de ese país y lo tenían como si fueran familia, le decíamos por molestarlo ‘pelo pintado’”, agregó la señora.

Otros amigos de Winder dijeron que el muchacho enviaba dinero a dos hijas que tenía de unos 10 y 14 años de edad. En sus últimos días, “él estaba arreglando su ‘zorra’ le faltaba poco para volverla a poner en funcionamiento”, añadieron sus amigas.

Sobre su asesinato es incierto aún por qué acabaron con su existencia. Las autoridades no se pronunciaron acerca de este vil atentado y la comunidad no sabe qué hay detrás de la muerte de este joven. Ayer la comunidad se encontraba resolviendo los temas de velación y avisándole a la familia del reciclador la triste noticia de su violento asesinato.

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