La violencia que se vive en la capital ha dejado su rastro en el Río Bogotá, cuando el pasado 7 de noviembre se encontró un cuerpo sin vida envuelto en vinipel.
Una aterradora sorpresa se llevaron sobre la mañana de ayer los empleados del Consorcio Río Bogotá cuando divisaron a lo lejos un enorme bulto que flotaba por el río Bogotá, en límites con el aeropuerto
internacional El Dorado y el municipio de Funza (Cundinamarca).
De inmediato, no dudaron en comunicarse con los funcionarios del Modelo Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes, quienes arribaron sobre las 11:30 a. m. y corroboraron que se trataba de un cadáver.
Sin darle más espera, reportaron la novedad a los agentes de la Sijín para que hicieran el levantamiento y la respectiva inspección técnica del cadáver, el cual fue conducido a la morgue de Medicina Legal para que los expertos forenses identifiquen su género, causas de muerte y les reporten la mala noticia a sus familiares.
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“Eso fijo fue un ajuste de cuentas, porque el cadáver estaba envuelto como en bolsas de vinipel. Ya se está volviendo común que los delincuentes terminen deshaciéndose de los cuerpos arrojándolos al río. No es la primera vez que esto ocurre”, señaló un morador de la zona donde se produjo el macabro hallazgo.
¡Y tiene razón! Pues en marzo de este año se reportó el hallazgo de cuatro cadáveres en avanzado estado de descomposición por el embalse del Muña y en junio pasado también reportaron un muerto por inmediaciones de Chusacá. Lo que llama la atención de las autoridades en este nuevo hecho es la forma como estaba envuelto el cuerpo inerte, entre bolsas de vinipel.
La investigación apenas comienza y una vez su identidad sea confirmada, las autoridades determinarán si el occiso presentaba antecedentes judiciales.
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