Varios jóvenes que departían en una esquina de la parte alta del barrio La Joyita, en San Cristóbal, fueron sorprendidos por un feroz ataque a bala del que fue víctima un sujeto de unos 25 años que se encontraba a escasos metros del grupo de amigos.
La víctima fue sorprendida por su asesino en medio de un largo y estrecho callejón, y le disparó indiscriminadamente. Tras recibir más de 7 disparos, el joven quedó tendido en el mismo punto donde fue atacado. Momentos después falleció en un centro hospitalario al que fue conducido por las autoridades de la localidad.
Crimen en La Joyita…
“Eso fue como a las 8 de la noche del miércoles, más o menos. Yo estaba en la esquina de la cuadra donde eso pasó con varios amigos cuando vimos que un tipo alto y moreno se le acercó a un muchacho que estaba muy cerca a nosotros y le pegó un disparo. Cuando eso pasó nosotros corrimos a escondernos en una tienda y vimos cómo el sicario se devolvió y le descargó el arma. Mínimo sonaron unos 8 tiros, fue pesadísimo”, le contó ayer a Q’HUBO un testigo presencial del fúrico ataque.
El testigo y su grupo de amigos se encontraba a unos 10 metros del sitio donde fue interceptada la víctima del fatal ataque, cabe resaltar que al cierre de esta edición no se conocía la identidad del hoy occiso.
Cuando el reloj estaba próximo a marcar las 8 de la noche, por un estrecho callejón que separa un conjunto residencial con una manzana de casas, iban subiendo dos sujetos. En el momento en que llegaron a la mitad de dicha calle, uno de los sujetos sacó un arma de fuego que llevaba consigo y disparó a quemarropa.
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La víctima cayó malherida mientras los atacantes seguían su camino callejón arriba.
De repente, el sicario se devolvió y en un acto inmisericorde procedió a descargar su arma contra la humanidad de su víctima, que a esas alturas, se desangraba. Al menos 9 disparos más se escucharon en la intersección de la Carrera 2 Este con Calle 33 Sur.
El escándalo fue mayúsculo y mientras el infame asesino descargaba su pistola, los vecinos horrorizados daban aviso a las autoridades. Minutos después del ataque, los necesarios para que el sicario huyera y la víctima alcanzara a ser trasladada a un centro hospitalario, llegaron los uniformados.
Tras verificar el pulso del hombre lo subieron a una patrulla y arrancaron rumbo al hospital de La victoria.
Testigos del sitio refieren que el muchacho era de un barrio cercano y lo veían rondar por la zona desde hacía unos meses. El rasgo particular más significativo del hombre era su cabellera estilo afro tinturada de rosado.
Vecinos denunciaron ante ese medio los continuos apagones que suceden en el sector. De hecho, cuando pasó el infame asesinato, en el punto exacto del crimen no había luz y fue esa la oportunidad perfecta que los asesinos aprovecharon para cometer sus barbaridades.
Dado que el crimen sucedió en pleno apagón, la labor de recolección de videos de cámaras de la zona se torna compleja, sin embargo en las cuadras aledañas por donde los atacantes huyeron sí había electricidad y son las grabaciones de esos sectores las pruebas claves con las que cuentan las autoridades para lograr el esclarecimiento de este vil asesinato.
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