En la mañana de ayer, en una casa ubicada en el barrio Laureles (Bosa), la tragedia llamó a la puerta. Cerca de las 7:30 de la mañana un sujeto de 50 años la emprendió a disparos contra su propia familia y luego se habría suicidado.

Al parecer, luego de sostener una discusión con su esposa, el enardecido sujeto sacó un arma de fuego que guardaba en su hogar y le disparó a su esposa. En medio del frenesí de violencia en el que se encontraba, también le disparó a su pequeño hijo (de 8 años) y, finalmente, para concluir la tenebrosa escena, el victimario se disparó en la cabeza.

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La mujer y el victimario murieron al interior de la vivienda, mientras que el niño se debate entre la vida y la muerte en una Unidad de Cuidados Intensivos. Esta es la historia.

Los hechos…

“Eso fue bien temprano, esta mañana, después de las 7:00a. m. Yo madrugo y a esa hora ya estoy activa. Estaba sirviéndome un café, cuando escuché como dos disparos. En un principio mi reacción fue de extrañeza, porque pensé que era pólvora; pero se me hizo muy raro porque era muy temprano. Luego escuché como otros tres y ahí sí ya me di cuenta de que no eran voladores. Después varios vecinos de la cuadra salimos a ver qué había pasado y ahí fue cuando me enteré de semejante noticia. ¡Todavía no puedo creerlo, estoy en shock!”, le dijo ayer a Q’HUBO una vecina residente de la Carrera 81G con Calle 73D Sur, quien atestiguó el impactante momento.

Dado a que todo sucedió dentro del inmueble donde residía el hombre, que presuntamente propició la tragedia junto a su esposa y su hijo, aún no hay una versión exacta de lo sucedido. Sin embargo, de acuerdo con las autoridades, todo se suscitó por una fuerte discusión que tuvo la pareja en la víspera del salvaje ataque.

El victimario, identificado como Jhon Éver Quevedo, incapaz de solucionar sus líos matrimoniales por otra vía, luego de la acalorada disputa, decidió tomar un arma de fuego y procedió a dispararle a su esposa y madre de su hijo. La mujer, de 39 años, recibió el impacto en la cabeza y murió instantáneamente en la habitación que compartía con su verdugo.

Posteriormente, enfermo de ira, Quevedo procedió a dispararle a su hijo, de 8 años, quien observaba la escena desconcertado. El eco del disparo se esparció por la casa, el menor cayó gravemente herido, su padre observó la barbaridad que acababa de cometer, se puso el cañón de su arma en la cien y procedió a dispararse.

Vecinos que escucharon los disparos dieron aviso a las autoridades, quienes al ingresar a la casa no daban crédito a lo que veían sus ojos. Pronto se dieron cuenta que el niño tenía signos vitales y lo trasladaron de inmediato al Centro de Atención Médica Inmediata (Cami) de Bosa.

Por la gravedad del impacto fue remitido de urgencia al Hospital de Kennedy, en donde al cierre de esta edición permanecía bajo pronóstico reservado en la Unidad de Cuidados Intensivos. El homicida y hoy occiso era reconocido en el barrio por sus actividades relacionadas con las peleas de gallos. Las investigaciones avanzan para esclarecer los móviles del crimen y establecer si se trata de un nuevo caso de violencia basada en género, lo que configuraría un nuevo y lamentable caso de feminicidio.

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