Una humilde familia recicladora que habita en dos grandes cambuches en un separador de pasto del barrio San Antonio, en Usaquén, quedó en medio del más reciente asesinato que azota el norte de la capital.
En medio de su sueño profundo y un frío gélido, un disparo se oyó y un cuerpo quedó tendido en la destapada. Y a pesar de que no es la primera vez que un asesinato sacude este sector de Usaquén, no deja de sorprender el descaro de los matones. Las autoridades encontraron pasadas la 1 de la mañana de ayer el cadáver de un muchacho de aproximadamente 23 años de edad. Tenía un tiro en su cabeza.
Sicarios en San Antonio, Usaquén…
El joven fue hallado en un tramo de carretera destapada que está bordeada por el separador de pasto y una polisombra. A un lado está la carrilera del tren de La Sabana, justo en la Calle 183 con Carrera 9, sector que en la madrugada parece un camposanto.
“Dormíamos ya cuando escuchamos un único disparo ¡Qué susto! Los niños querían salir a ver pero nos quedamos en la carpa. Solo supimos que hubo un muerto y lo levantaron casi amaneciendo”, relató ayer a Q’HUBO una habitante de los cambuches del separador.
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Dos patrulleros se encontraban ayer detallando cada tramo de la vía en que cayó muerto el pelado. Buscaban, sin mucho éxito, las pistas de este nuevo crimen: “estamos realizando las labores de registro de cámaras, pero no hemos obtenido ninguna. Por otro lado, el muerto no ha sido reclamado por su familia, seguimos sin saber su identidad”, añadió a este diario un oficial de turno.
De lo poco que se sabe es que el pelado asesinado transitaba en una bicicleta al momento de ser sorprendido por el sicario. Y por los acontecimientos que confluyen en este sector, las autoridades creen que el homicidio tuvo que ver con un ajuste de cuentas por rentas de microtráfico, aspecto que sigue siendo relevante en la investigación.
En el vecindario recuerdan que hace unos meses “mataron a otro pelado en un cambuche aquí al lado de la fundación. No había vuelto a pasar, pero es que con la nueva construcción y arreglo de vías hay un montón de polisombras que hacen que esto pareciera un laberinto. Así atracan en las noches o venden vicio”, cerró la habitante del cambuche.
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