Hacer una pausa en la vida se vuelve realmente necesario cuando se aprende a disfrutar del presente. ¡Póngalo en práctica!
¿Alguna vez se ha detenido a observar un reloj de arena?
Si se ha fijado, él representa la transitoriedad de la vida misma. Él nos regala un valioso mensaje que, por los afanes de nuestras apretadas agendas, no hemos sido capaces de entender.
Un reloj de arena, como ninguna otra forma de cronometrar el tiempo, nos recuerda que el presente es para aprovecharlo al máximo, so pena de quedarnos ‘amargados’ entre el pasado y un futuro que aún es incierto.
¿De qué hablo? De que el tiempo presente es precioso y limitado; de ahí la importancia de aprovecharlo de manera sabia y consciente.
¡Reflexione sobre ello! Tal vez su desmedida e innecesaria preocupación por las cosas del mañana no le permiten disfrutar plenamente de los días tan maravillosos que está viviendo.
Las convulsionadas tareas, el estrés, la ansiedad y los afanes por tener más dinero o más poder, además de vivir pensando en el futuro, le están impidiendo gozar cada día.
No permita que los problemas, la falta de recursos, el trabajo y otras preocupaciones le saboteen cada amanecer o lo alejen de la bendición de estar vivo.
Si quiere hacer algo, no lo deje para mañana. No piense que hay otra mejor ocasión para cumplir ese deseo, porque hoy es lo único real que está a su alcance; el mañana quién sabe si llegará.
Ojo: Las buenas cosas que la existencia le brinda sólo se pueden degustar en el momento en el que se desprenda del pasado y le permita a su personalidad sacar a relucir todo su esplendor y potencialidad.
Sin importar la edad que hoy tenga, recuerde que está en el mejor momento para sacar el máximo provecho de su vida y nunca será tarde para realizar todo lo que se proponga.
Le reitero que debe aprovechar la maravilla de cada salida del sol y disfrutar de la dicha de respirar.
¡No deje pasar los días en balde!
Debe ser más práctico con las cosas de su mundo y actuar en la dirección que más le convenga, sin dejar que los giros que tomen los acontecimientos sean los que dirijan sus pasos. Además, es bueno que no se deje llevar por la rutina ni por los caminos muy trajinados.
Aprenda a estar aquí, sin preocuparse por el pasado o el futuro. Preste atención a sus pensamientos, emociones y sensaciones físicas sin olvidar que debe agradecer a Dios por el hecho de permitirle gozar de sus bendiciones.
Redacción: EUCLIDES KILÔ ARDILA
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