Por los problemas diarios, por las apretadas agendas y por la forma material como nos hemos acostumbrado a vivir, no le prestamos mucha atención a nuestra vida espiritual.
Y justo en estos tiempos, cuando se hacen balances y vivimos encuentros familiares, las emociones que despiertan la Navidad y el cambio de año nos embadurnan de ilusiones, nos llenan de alegría y, por qué no decirlo, nos contagian de tristezas y de añoranzas.
En cierta forma todo lo que vivimos nos invita a reflexionar sobre nuestras vidas y nos recuerdan la importancia de apreciar cada momento.
- No puede dejar de ver: La simbología detrás del pesebre en Navidad
Algunas personas pueden sentir nostalgia por seres queridos que ya no están con ellas o pueden experimentar tristeza al enfrentar situaciones difíciles.
Es fundamental recordar que está bien sentir todas estas emociones. Yo diría que no hay un manual preciso de experimentar esta temporada, entre otras cosas, porque cada uno de nosotros tiene su propio viaje emocional.
Lo importante es permitirnos sentir, aceptar nuestros sentimientos y buscar formas saludables de procesarlos sin llegar a los extremos de deprimirnos o caer en amarguras.
Y lo menciono porque en este tiempo de reflexión y de crecimiento espiritual, es crucial recordar cuidarnos a nosotros mismos.
- Le puede interesar: Flor enciende la Navidad en Tunjuelito
No debemos olvidar que nuestras necesidades deben ser atendidas y, por ende, nos corresponde salir adelante. Todas estas intensas emociones tienen lugar en un período de tiempo de sólo unas cuantas semanas de diciembre que, a decir verdad, se pasa en un abrir y cerrar de ojos.
Tratemos de actuar en todo con sensatez y procuremos que nuestra vida sea equilibrada.
Siempre tendremos la oportunidad de enmendar fallas y, en la medida de lo posible, asumir cada yerro como un aprendizaje para no volver a dar pasos en falso.
No desperdiciemos esta temporada navideña y refugiémonos en nuestra fe, de tal forma que podamos sacar a relucir nuestros valores.
Alimentemos nuestra mente y espíritu, abrámoslos generosamente y dispongámonos con buen ánimo para recibir todas las oportunidades que la vida nos quiera brindar.
Si nos sentimos deprimidos o cansados, hagamos un alto en el camino, conectémonos con nuestra fe y pidámosle a Dios que nos permita recuperar energías para seguir mirando hacia el frente con entusiasmo.
Reflexiones
No trabaje para hacer realidad los sueños de otras personas, hágalo para cumplir los suyos. De igual forma, aprenda a creer en usted y no se la pase haciendo lo que los demás consideran que usted debe realizar.
Descubra la fuerza inquebrantable de su alma y su gran potencial transformador.
Redacción: EUCLIDES KILÔ ARDILA
Elija a Q’HUBO Bogotá como su fuente de información preferida en Google Noticias aquí
¿Qué tal le pareció este contenido?
¡Haga clic en una estrella para puntuar!
Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0
Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sea el primero en puntuar este contenido.